Habían podido ser dos las orejas para Enrique Ponce.

La única oreja de la tarde la obtuvo Enrique Ponce en su segundo ejemplar al que con enorme paciencia fue metiendo lentamente en la muleta con “caricias” que agradeció el ejemplar entregándose y permitiéndole al diestro valenciano expresar el sentimiento de su tauromaquia con muletazos cadenciosos, técnicos, profundos, artísticos y lentos, esculpiendo una verdadera obra de arte que lamentablemente no concluyó con los máximos trofeos que eran las dos orejas. La espada asomó por los bajos del toro y esta circunstancia le restó mérito para haber conseguido el pasaporte a la puerta grande.

Ponce con la diestra

Paco Perlaza con tan solo dos actuaciones en el 2015, fue digno representante de la torería nacional, entregándose con voluntad  en sus dos salidas con ejemplares de pocas opciones. El segundo un invalido que protestó la concurrencia.

Paco Perlaza de frente

Sebastián Castella, flamante triunfador de la feria de San Isidro, tampoco tocó pelo pero como siempre la disposición y las ganas de agradar están por encima de cualquier adversidad en el francés.

Trinchera de Castella