|
Mucho se ha atacado en las redes sociales al
encierro de De Haro, que quedó por
debajo de las expectativas levantadas por su cadena de triunfos en esta plaza. Qué
si la presentación, qué si el juego en el caballo, que sí la bravura, o que sí
la mansedumbre. Hubo cosas del encierro que no se pueden negar, pero hay otras
que me gustaría poner sobre la mesa.
Un De Haro. En primer lugar, está la cuestión del trapío.
Parece que es un pecado para una ganadería tenida por torista mandar una
corrida tan poco ofensiva por delante (porque es cierto, fue poco ofensiva)
como la que se lidió el pasado domingo. Pero sin embargo los cárdenos fueron
altos y largos, lucieron cajas largas, y seriedad en sus caras. Solo uno por
ahí se coló sin la cara suficiente y con remate muy escaso. Por si eso fuera
poco, cumplieron cabalmente con el tipo de su ganadería, y hasta de su origen
lagunero. Sí, es cierto que quisiéramos ver algo más descaradito, que sin duda
existe en De Haro, pero el linchamiento público que está sufriendo el hierro
tlaxcalteca es desproporcionado. Es incluso injusto, considerando que, como
quiera que fuere, nos mantuvo atentos toda la corrida.
El San Marcos. En segundo lugar, el juego. Es cierto que la
corrida quedó a deber, principalmente en varas, un tercio en el que se espera
mucho de los cárdenos del taurino valle tlaxcalteca. Pero en la muleta fueron complicados
y exigieron firmeza, dominio, claridad de ideas y procedimientos.
Particularmente destacó en ese sentido el lote de Victor Puerto, al que el
español no quiso ni ver. Pepe López tuvo en suerte un lote disparejo de juego,
y a Angelino le tocó un animal más aprovechable. Todo esto, en conjunto,
significa una corrida diferente, un toro de otras características, de otro
juego, y de otras exigencias.
Tampoco puntuó a favor la divisa tabaco y oro. No por ello deja de rozar lo decepcionante,
¿Pero un petardo ganadero? No lo creo. Pero sí fue una tarde para tomar nota y
enmendar el camino. La seriedad de los ganaderos Antonio y Vicente De Haro
logrará sacar provecho de todo lo visto el domingo pasado.
También se lidió un toro más de San Marcos, que vino a confirmar las
buenas impresiones que dejó ese hierro en el pasado jueves taurino. Un toro
bravo, listo, con el que había que estar firme y poderoso. El juego de aquel
toro fue por demás interesante y emocionante a pesar de haber sido picado muy
abajo y muy atrás. Quizás hubiese sido todavía más interesante de haber sido
bien picado.
En lo referente a los toreros, Victor Puerto pegó un petardo de libro,
anduvo medrozo, desconfiado, y muy sobre piernas. José Luis Angelino cortó una oreja por toro. Con el primero, el de San Marcos, se puso serio y lidió con
inteligencia y buenos procedimientos. Tocó pelo a pesar de una muy mala
estocada. Al quinto le cortó otra oreja a un De Haro colaborador pero deslucido,
y sin usar para nada la mano izquierda, ni siquiera lo intentó. Pepe López anduvo en gris como de
costumbre, aunque por momentos corrió la mano derecha al manso sexto.
¿Banderillas Negras? Riesgo inútil. Diego Martínez acabó en el hule. Otro petardo gordo lo pegó, para no variar,
nuestro héroe Jesús Morales, juez de
plaza de arte, quien ordenó que se castigara al sexto con banderillas negras
aun cuando el Gordo de Iztapalapa le
hizo mucha sangre en la querencia. Es increíble que a un señor tan
experimentado en los ruedos haya que explicarle que las banderillas negras
tienen una función pragmática dentro de la lidia, y que no son una especie de
símbolo o marca. En la fiesta todo debe tener sentido, porque cuando algo no
tiene sentido, simplemente no debería existir. No deben tomarse las cosas tan a
la ligera, porque se puede poner a temblar la razón de ser de toda la fiesta
misma.
Un sector del periodismo taurino español tiene
la terrible costumbre de proclamar que el matadero es el lugar para todo hierro
de los salidos del script que tenga
una mal tarde, un mal paso, y si es en una plaza con exposición mediática, más.
Pero vaya, de qué nos quejamos si aquí estamos igual. Todo el tiempo pedimos
otros hierros, diversidad, apertura, y cuando llega algo diferente, todos se
van a la yugular. Pero a otra cosa
mariposa, porque el próximo domingo terminan las doce corridas que ampara
el derecho de apartado, y aquí lo estaremos platicando. Hasta entonces.
¡Feliz año nuevo! Qué veamos muchos toros este 2016.
|
|