La Ficha del Festejo.

¿Dónde quedó ese hacer bien las cosas que la empresa cantaba en la presentación de la Temporada? ¿Acaso en la “puntada” de cambiar el nombre al sexto del festejoenn una clara ofensa al juez de plaza? Esa no es una puntada, es una barbajanería. Exigen respeto,  ¿y? Allá en el callejón se lo pasan por la puerta más ancha.

Hace apenas unas semanas, en el festejo nocturno del 20 de Noviembre para ser precisos, hubo un impertinente, indocumentado e irrespetuoso en el tendido. Más de medio festejo, se la pasó insultando al juez de plaza y al juez de callejón; exactamente con las mismas palabras: Juez eres un pendejo, y el de callejón también. La ¿autoridad? comenzó a movilizarse para identificar al gritón. La empresa, el juez de callejón, la autoridad de la delegación, hasta el veterinario, pusieron toda la atención arriba para saber quien era. ¿Cómo iban a permitir que alguien los estuviese insultando? De acuerdo. Todo se puede decir sin ofender, sin faltar al respeto. ¿Y ahora? Todo eso sí, o todo eso no, pero siempre y cuando sea en la dirección opuesta. ¿Eso es hacer las cosas bien?

JUEZPEN (juez pendejo, PRESIMB: presidente imbécil) por haberle dado categoría a la plaza y la temporada que administran. Eso sería hacer las cosas bien. Pero tal parece que su sentido común entiende las cosas exactamente al revés. Hacer las cosas bien es autodenigrarse, lucir como un barbaján cualquiera, y con los propios actos convertir a La México en un escenario propio para lo soez.

¿Quién fue? Así como hubo algún autor intelectual, hubo muchos más que lo permitieron. Entre ellos, la empresa, los ganadero, la propia autoridad, y hasta los toreos. Con un caballero que hubiera actuado, eso no se habría permitido.

.

Hacer las cosas bien es entonces traer encierros mal presentados, como el de hoy, que además de excesivamente disparejo –sin que ninguno alcanzara el trapío para un coso de primera-, llegaron dos con la que hasta como aficionados se nos cae la cara de vergüenza. ¿O acaso la alusión fue con el sexto, precisamente por haber aprobado y dejar enlotar ese impresentable? Justo por ello, no estamos ahora ni defendiendo, ni victimizando al juez de plaza.

¿Hacer las cosas bien es promover que se le falte al respeto al juez, y así, a los toreros, a los ganaderos, a la empresa; a todos y entre todos?

Jorge Ramos no concedió la oreja del cuarto a Fabián Barba a toda ley. Primero porque la petición no era mayoritaria. Desafortunadamente estamos acostumbrados a que unos cuantos pañuelos bastan para que se suelten los trofeos. Las peticiones mayoritarias son prácticamente toda la plaza. Y si contábamos a ojo de buen cubero, por cada persona pidiendo el apéndice, había cinco que no. Segundo, porque el trasteo no tuvo consistencia y la rúbrica fue demasiado defectuosa.

El torero hidrocálido anduvo más que esforzado. Pundonoroso, sin lugar a duda. La voltereta en los primeros compases de la faena de muleta le dejó al menos un rayón y una golpe en el área genital. Pero el trasteo, no tuvo estructura ni alcanzó regularidad. Una tanda bien allá por toriles, otras regulares o muletazos sueltos en la zona de la porra. El inicio de rodillas en los medios, otra declaración de querer. Y precisamente hacia el final, evidenció todas las dudas. ¿Otra tanda, esos terrenos, cuadrarlo? No sabía qué hacer. El de La Punta no fue un animal fácil, había que poderle y hacerse de él. El punto de casta sin el equilibrio de una entrega franca le hacían quedarse y saber dónde estaba el torero. Con toda la fe se tiró, pero el espadazo quedó abajo y atrás. Eso no sumaba para una oreja en la plaza más importante del continente.

Tras la no concesión, Barba fue al palco de ganaderos por la montera que había empeñado en el brindis y ahí, se arrancó a dar una vuelta al ruedo que no terminó; la dejó como en tres cuartos. Entonces si el propio torero no dio la vuelta completa, cómo iba a ser de oreja.

.

Con el primero de su lote, el desempeño fue similar. Entregado, queriendo, pero la verdad es que acompañando y no mandando; eso no es el toreo auténtico. Pasar no es lo mismo que torear. Cuando se torea el calado es otro. El animal no era fácil, tenía cierta movilidad, pero era reservón. Le costaba la arrancada y luego, no se dejaba dar coba. También, tal vez, apuntó otra distancia, embarcarlo más que esperarlo.

.

Manuel Escribano, otro torero todo pundonor vino a confirmar tentando. Esa era la sensación que transmitió con el trasteo de la ceremonia, Un animalito anovillado, ausente de cornamenta y el único noblote, suavón del encierro. El andaluz lo entendió muy bien y lo meritorio ha sido acomplarse a esa embestida casi mortecina para templarlo. Despacito y largo toreo por ambos pitones. Todo como si estuviera tentando para confirmar.

.

Con el quinto, algo parecido, no hubo desbordamiento alguno. El oficio, la técnica, gustarse, poderle a un animal que también tuvo sus complicaciones, pero nada más. Como un tentadero, donde el grado de exigenciaess abismal mente distinto, frente al de una plaza de toros, y donde lo que se tiene delante, es mucho menos.

Que estuvo bien, sí. Que huiera dado lo mejor o exigirse al máximo, seguramente no. Que le dieron una oreja por un trasteo ahí más o menos consistente y una entera -solo por entera así fuera desprendida y trasera-, ni quien se acuerde.

.

Cerraba el cartel Víctor Mora. Un mar de ilusiones y un mar de dudas. Lo intentó con ambos, pero francamente no pudo. El torero está parado y venir a México tan en frío, no es para cualquiera.

.

*Fotos: Luis Humberto García 'Humbert', excepto 1: Nadlleli Bastida