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Con un lleno casi completo, en la Plaza de Toros Belmonte, en el centro de la ciudad, se realizó la segunda corrida de la Feria del Centenario, donde un solo torero, Morante de la Puebla, lidió sin la muerte del animal, dos astados de Huagrahuasi y dos de Triana que no cumplieron como todos los aficionados esperaban. En la coqueta placita se puso en escena algo diferente, cuando en medio del fuego de antorchas y de la maravillosa música de una orquesta sinfónica, se recibió al diestro que, en solitario, tenía que torear y cumplir solo con los dos primeros tercios de la lidia pero, no se consiguió el éxito anhelado, por el mal juego de los astados. Morante de la Puebla, silencio, ovación, silencio y silencio.Escenificación diferente, toro sin muerte, pero sin suerte. Foto: Alberto Suárez
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