Con casi tres cuartos de entrada, se han lidiado toros de Adolfo Martín, de buena presencia en conjunto, duros y de sentido.

Rafaelillo, saludos en ambos

Fernando Robleño, silencio en ambos

Paco Ureña, saludos y vuelta.

Paco Ureña tras de matar el último toro de la feria

Hoy sí que tengo algo que contar a nuestros lectores, a la última fue la vencida, ya que hubieron toros y toreros; no es que los Adolfos fuesen para tirar cohetes, pero por lo menos vimos al toro en su plenitud; ¿Qué sacaron a relucir su encaste?, ¡ya lo creo!, no eran la tonta del bote, sacaron a relucir su inteligencia y su listeza, aprendiendo y fijándose con presteza donde se encontraba ese hombre del vestido chispeante, pero también se encontraron tres jabatos que pudieron con ellos. El más destacado de los tres toreros fue indudablemente el lorquino Paco Ureña, que se le fue uno o dos trofeos de las manos. Rafael Rubio “Rafaelillo” se fajó con sus dos oponentes y pese a que le tocara en el sorteo, los toros más avispados y difíciles, el madrileño Fernando Robleño, no solo sólo demostró su larga experiencia ante estos toros, sino que supo estar a la altura con cada uno de sus enemigos, quedando íntegro su caché.

De los seis pupilos de Adolfo Martín, destacaron los dos últimos, siendo el mejor el lidiado en sexto lugar, que se prestó para el triunfo de su matador, los otros cuatro, sacaron a relucir su procedencia Albaserrada, enterándose pronto, aprendiendo muy rápido y lógicamente sacando las dificultades de su encaste, pero tampoco se comieron a nadie, simplemente embistieron con ciertas picardías pero embistieron; bien presentados con arboladuras por pitones, con su pelaje característico de raza y morfología; en resumen, toros a los que había que torearlos como se hacía años atrás y que exigieron el carnet. No estuvieron atacados de kilos y el peso medio en la romana fue de 532 kilos.

Rafaelillo al natural en su primero

Al primero del encierro, “Rafaelillo”, lo recogió con maestría enseñándole a embestir, así mismo se dobló con la pañosa al inicio de faena, por ello se le aplaudió con fuerza, pero no era nada fácil ponerse delante de los ofensivos pitones, pero Rafael supo bregar con él por ambas manos al punto que estalló la ovación, sacó su técnica y experiencia lidiando al animal por la cara, siendo una pelea de tu o yo. Con el acero, un pinchazo en hueso, una estocada entera un pelín contraria que fue más que suficiente para enviarlo al otro mundo. Ovación con saludo desde el tercio. Nuevamente en el cuarto lo lidió muy bien con el percal, como también lo hizo con la muleta, marcó bien por el pitón derecho, pero el bichejo le avisó aviesamente en más de una ocasión, pero el de Murcia lo pudo y el público respondió con aplausos tras esos dos muletazos buenos de verdad por el pitón derecho, fue una pena que no rubricara mejor con el acero ya que para pasaportarlo le fue necesario un pinchazo y tres cuarto de estoque que cayó algo perpendicular, pero el Adolfo se acostó y el torero nuevamente saludó desde rayas.

La tarea imposible de Robleño en su primero

Con mucho sentido fue el segundo del festejo para Fernando Robleño, enterándose prontito, rebañando, lo que no facilitó el lucimiento del espada, con buen criterio el madrileño tomó el arma toricida, matándolo con un cuarto de espada en el primer envite y de una entera desprendida del que el burel salió muerto sin puntilla.  En el quinto Robleño medio se resarció, estando no solo decidido si no también solvente, llegando hasta desplantarse delante de los pitones. En esta ocasión sí que mató bien y de una estocada entera en buen sitio, rematado el puntillero.

Ya en su primero se expresó bien Ureña con la izquierda

Ya nos dio un toque de atención Paco Ureña en el tercero del festejo, primero con esas tres verónicas mecidas y qué media de remate, fue lógicamente ovacionado. Con la muleta, muy bien de salida y también por el pitón derecho con pases de buena caligrafía, cuando citó con la zurda fue feamente volteado pero sin consecuencias afortunadamente, pero ni corto ni perezoso insistió por ese pitón, jugándosela a cara o cruz, también arriesgó mucho toreando en redondo con la diestra, el forzado largo y a cámara lenta, nuevamente fue cogido, siendo ovacionado por su valor y entrega. Despachó a su oponente encunándose y propinando una estocada entera contundente; pañuelitos al viento, quedando todo en una fortísima ovación.    Fue una pena que en el sexto y cuando ya cantábamos el trofeo debido a su excelente labor muleteril por los dos lados, destacando un estupendo martinete, sumando un auténtico forzado de pecho tras los naturales de buen trazo, toda su labor fue lo mejor de la tarde, pero todo aquello bueno, lo emborronó con los aceros, perdiendo así, como mínimo un trofeo, eso sí dio la vuelta al anillo exultante y podríamos decir que triunfante.

Jesús Romero saludó tras banderillear al 5º

Los varilargueros Agustín Collado de la cuadrilla de Rafaelillo y Pedro Iturralde a las órdenes de Ureña fueron fuertemente aplaudidos. Con los garapullos se desmonteraron: Jesús Romero y Raúl Ruiz de la cuadrilla de Robleño.

Como bien han podido comprobar, hoy sí que tenía algo que contarles y comentarles, menos mal que el cierre de la feria otoñal dejó un buen sabor de boca a los aficionados que asistieron en masa al festejo.  

Parte facultativo: Tras la muerte del primer toro, Paco Ureña ingresó en la enfermería en la que se le apreció contusión antebrazo izquierdo y muñeca dcha. que no le impedía continuar la lidia. Terminado el festejo se le ha derivado al hospital para diagnóstico radiológico, observándose: Fractura navicular (escafoides) de muñeca cerrada. Policontusiones. Tratamiento de urgencia: férula antebraquial y vendaje compresivo inguino pédico. Firmado: Jorge Enrique Fdez. Santamaría. También se le examinará mañana de una posible cornada interna en pierna derecha.

Fotos: Muriel Feiner