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Con tres cuartos de entrada se han lidiado novillos de Víctor y Marín de aceptable presencia y juego desigual; mejor el encastado quinto y el que cerró el festejo.
Miguel Ángel Silva, silencio y silencio tras aviso
Manuel Vanegas, oreja y dos orejas y rabo
David de Miranda, oreja en ambos.
Primera y hasta el momento única novillada picada en la provincia de Ciudad Real, un festejo que siempre se echa de menos y que es el propio futuro de la fiesta, por que algo queda claro sin cantera no hay futuro. Una buena iniciativa por parte del Ayuntamiento de Vilarrubia de los Ojos que ejerce de “empresario taurino” a través de una comisión taurina especializada, en eso todo un ejemplo de gestión. Lo que si me hubiera gustado, y a más de algún aficionado, es que el puesto del novillero lesionado Carlos Aranda, anunciado inicialmente, fuera cubierto con algún novillero de nuestra provincia. Los hay y de muy buen corte como es el caso de Rubén Aparicio o Emilio Bresó. No entiendo como un Ayuntamiento lejos de los “cambios de cromos” de empresas taurinas no haya dado opción a ninguno de estos jóvenes cuando hace tiempo que llevan buscando abrirse paso y han tenido contacto con el Ayuntamiento. Su sola presencia no solo, no hubiera restado público sino que probablemente habría sumado. Pero las cosas han sido así y estos dos novilleros se han quedado en casa esperando esa oportunidad que no ha llegado.
Al festejo le faltó chispa por parte de los novillos de Víctor y Marín que no terminaron de romper, solo los dos últimos de la tarde pusieron la nota positiva al encierro, fue ahí cuando el público terminó de romperse con la emoción de Manuel Vanegas feamente volteado ante el encastado quinto y con el buen toreo de David de Miranda. No hubo Puerta Grande por respeto a Vanegas que se encontraba en la enfermería al terminar el festejo.
Miguel Ángel Silva en redondo Miguel Ángel Silva anduvo frío durante toda la tarde tomando precauciones en el primero y su segundo un burraco muy manso y sin clase con el que tuvo que plantear faena en un palmo de terreno, pegado a tablas. La poca fortuna con la espada y la tardanza del puntillero que levantó al novillo en dos ocasiones le restaron cualquier trofeo. Fue silenciado.
Manuel Vanegas recibió muy bien con el capote, estuvo templado sobre todo por el pitón derecho. Con la espada después de muchas probaturas se precipitó para pinchar y después darle un bajonazo. Cortó una oreja.
El venezolano Vanegas llegó a pasear un rabo El quinto de la tarde fue un novillo encastado al que se le pegó duro en varas, la actuación del venezolano estuvo sobredimensionada por las dos cogidas espeluznantes que sufrió. Conmocionado y dolorido de la paliza que sufrió, optó por rematar su faena colocando una buena estocada que le valió el corte de los máximos trofeos. El público lo jaleó y tras dar la vuelta al ruedo triunfal pasó a la enfermería.
De Miranda con la diestra David de Miranda sorprendió por sus buenas maneras, artista y de gran corte. Convenció sobre todo al natural en el tercero cortando una oreja y en el que cerraba el festejo un novillo repetidor al que supo aprovechar, lo toreó con lentitud y profundidad, la faena tuvo ritmo y ajuste. Fue el uso del verduguillo en cuatro ocasiones el que dejó su premio en una oreja.
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