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Con tres cuartos de entrada se han lidiado toros de Victoriano del Río, de distinto juego; al 5º le dieron la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla, ovación y oreja
Alejandro Talavante, silencio y dos orejas
López Simón, oreja y dos orejas.
Foto archivo San Sebastián de los Reyes, se vistió de lujo para presenciar el cartel más rematado de su feria y no fue en vano, hasta seis orejas se cortaron en dicho festejo; una para Morante de la Puebla, dos para Alejandro Talavante que sustituyó a José Mari Manzanares y tres apéndices para Alberto López Simón, Saliendo en hombros por la Puerta Grande los dos últimos y en loor de multitudes y para mayor solaz y alegría, se le dio la vuelta al ruedo al toro lidiado en quinto lugar; ¡se puede pedir más!, creo que no.
Que quiénes tuvieron la culpa, creo que ciñéndonos a la verdad, fueron los toreros, que les sacaron el jugo a un encierro de Victoriano del Río; corrida bien presentada para una plaza como esta, de poco armamento y baja de raza en general, exceptuando al ya mencionado quinto, sus demás hermanos y como se dice modernamente, se dejaron, pero todo el mérito fue de los toreros que estuvieron por encima de sus lotes.
Como era de esperar la plaza registró la mejor entrada de la feria, con algo más de tres cuartos de entrada, acudieron muchos aficionados de los madriles y de otros contornos cercanos; tanto el ganado como los alternantes tenían tirón, pese a la sustitución.
Rompió plaza un toro acucharado de cuerna, justito de raza, pero sí que le sirvió a Morante de la Puebla, que de saludo le enjaretó seis verónicas de su estilo rematando con una media de cartel y rompió la primera ovación de la tarde, más aun cuando quitó por delantales tras el mono puyazo. Por alto y pegado a las tablas inició faena, luego por el pitón derecho, cuatro pases ligados y por bajo abrochando con el de pecho a los que hay que sumarle, cuatro naturales enjundiosos, se jartó de torear, girando con suavidad las muñecas, los olés acompañaron al de la Puebla, la oreja y según la autoridad la perdió al pinchar de entrada, dejando finalmente una estocada hasta las cintas pero un pelín contraria. Palmas con saludo desde el tercio. Suave fue el inicio de faena al cuarto, luego dos derechazos de excelente factura yendo a más por ese pitón siendo fuertemente ovacionado, pero por el pitón contrario bajó el diapasón, nuevamente con la derecha, cuatro redondos superiores, tras el pequeño susto, el de la Puebla se enrabieta sacando muletazos en un palmo de terreno, su oponente se siente podido y se viene a menos, decidiendo el torero cortar su excelente labor y despacharlo de pinchazo sin soltar, estocada arriba que hace su efecto, aunque tardando en doblar, pero los pañuelos volvieron a aflorar y en esta ocasión al presidente no le quedó otra que otorgar el trofeo.
Sosito, distraído, parado y mansurrón fue el segundo de la tarde y que le correspondía a Alejandro Talavante, que ni se molestó en sacar algo del pozo seco; tomó la tizona y lo despachó sin más, de estocada y un certero golpe con el de cruceta. Otra cosa era su toro segundo, quinto de la tarde y al que se le dio la vuelta al ruedo. Tras el brindis a la concurrencia, inició labor por estatuarios, un pase afarolado y la ovación estalló en los tendidos, más aplausos al torear al natural largos y lentitos, estuvo muy variado y en torero con la franela, se descaró ante los pitones, como epílogo manoletinas ajustadas, se enfrontila ya con la espada, dejando un estoconazo en los rubios y dos orejas para el de Badajoz.
Guerra viene pidiendo y dando el madrileño Alberto López Simón, ya que quiere ser figura del toreo, lo demostró en su primero tercero del encierro. Las verónicas fueron acompasadas y jaleadas por el público, más aun cuando inicio faena muleteril por alto y sin mover un músculo, con la diestra, cuatro redondos de esos de olé, los olés prosiguieron durante toda su estupenda labor con ambas manos; tuvo que abreviar al rajarse el toro, tras adornarse toreramente, tomó la toledana, dejando una estocada entera pero algo perpendicular teniendo que utilizar el verduguillo en dos ocasiones, la petición de trofeo unánime le valió la oreja con la que dio la vuelta al anillo entre prendas y flores. El toro de mayor peso y envergadura fue el que cerró festejo, donde el madrileño se entretuvo toreando cada vez mejor, tanto por el pitón derecho como por el contrario, haciendo las cosas con ortodoxia, valor y con el toreo de siempre y que no entiende de modernidades, un largo y sentido olé acompaño al circular de 360 grados, más y más derechazos de excelente factura, descarándose ante las astas del toro; culminó su quehacer, hasta le cantaron flamencamente desde un tendido de la solanera y mató al morlaco de estocada entera ligeramente trasera, al doblar el animal, la petición de trofeo no cesó hasta que el Usía sacara los dos pañuelos y con eso trofeos sumaba tres en la tarde.
Ojalá tengamos la misma suerte en lo que aún nos queda de temporada de Las Ventas, eso sí con el toro toro.
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