Con alrededor de un tercio de entrada se han lidiado seis novillos de Nazario Ibáñez, desiguales de presencia un poco más cuajada los tres últimos. De juego desigual, a los que quizás por regla general les faltó un poco más de casta y raza en su condición. El único que tuvo un poco más de codicia y el novillero no lo terminó de entender fue el (5º) un novillo con opciones, pero nada fácil.

David de Miranda, oreja y silencio

Ángel Sánchez, silencio y oreja

Álvaro García, vuelta y oreja.

Álvaro García paseando el trofeo. Foto: Prensa del torero

Siempre he oído, de la gente que he podido aprender un poco de toros, que las tierras de Colmenar Viejo, son “Tierra de Toros”. Una zona de la sierra de Madrid, donde había un gran número de ganaderías, con mucho prestigio, un gran número de toreros y por tener una plaza de toros de categoría. Hasta no hace mucho esta localidad, era una feria en la que el principal protagonista era el toro, y en la que los aficionados eran bastante exigentes con los diestros actuantes. Las llamadas figuras, de las diferentes épocas, siempre lo pasaban muy mal cuando se venían anunciados en este municipio, ya que tenía que hacer frente a un toro muy serio y porque había un gran número de aficionados venidos de Madrid que daban exigencia.

Esto en los últimos años ha venido bastante a menos.

Principalmente por la reducción del toro que se lidia en cuando a hechuras y por la bajada en la calidad de los carteles. Estos dos factores han provocado que el público y los aficionados desistieran. Hemos tenido feria con una sola corrida de toros, cuando antes eran normales una semana entera de toros, y unas entradas paupérrimas que daban mucha pena. Todos esperemos que Colmenar, con esta nueva empresa, vuelva a alcanzar lo que fue. Por lo menos en la novillada de hoy hemos registrado una entrada bastante mejor, si lo comparamos con las entradas de las novilladas de ferias pasadas, cosa que nos hace tener buenos presagios.

Por el contrario en cuando a la exigencia del animal que se lidia y de los espectadores con los diestros actuantes, todavía debemos de mejorar bastante. Hoy hemos presenciado una novillada de Nazario Ibáñez, algo desigual, los tres últimos un poco más digno para lo que este coso requiere. En cuanto al comportamiento, por regla general fueron novillos descastados y desrazados, incluso alguno de ellos deslucido pegando feos derrotes. El único que se puede salvar un poco de la quema fue el quinto de la tarde, un novillo encastadito que no era fácil y con el que el espada de la tierra no se terminó de sentir a gusto.

Abría cartel David de Miranda. Que ante el primero de la tarde un animal que tuvo cierta nobleza y bondad al que le faltó mucha más casta y raza, quedándose corto en su recorrido. David lo intentó, pero no rompió nunca la faena, con lances a media altura sin cruzarse en ningún momento. Se le concedió una oreja, bastante excesiva. Ante el cuarto de la tarde, un animal que no era del todo fácil y no terminaba de ir metido en la franela. A David se le vio con muchísimas dudas, muy acelerado y sin sentirse nunca a gusto.

El segundo del cartel era el madrileño Ángel Sánchez, que el año pasado debuto en esta feria con picadores. Ante el segundo de la tarde, un animal que se quedaba bastante corto en su recorrido y tiraba la cara alta de manera muy deslucida. El novillero realizó una faena larga, con un gran número de series, sobre todo con la mano derecha, pero que no tuvo ningún tipo de interés ni de calado en los tendidos. El joven espada tampoco se terminó de confiar en ningún momento, incluso en alguna ocasión le pudo voltear. Ante el quinto de la tarde, un novillo que tuvo más opciones, encastadito sin ser fácil. El novillero no lo terminó de entender, solo destacar la primera serie con la mano izquierda. Pero no le dio la distancia adecuada, ni acertó en los terrenos donde realizarle la faena. Debió de darle más distancia, dejándoselo llegar de largo y sacárselo a los medios del coso, en lugar de plantearle la faena en el tercio cerca de tablas. Lo más digno en este quinto novillo, fue la estocada en lo alto.

Cerraba cartel un novillero formado en la escuela taurina de Colmenar, Álvaro García. Ante el tercer novillo, un animal que dieron bastante en el tercio de varas, cosa que le pasó factura ya que llegó al último tercio excesivamente parado y aplomado. Álvaro se contagió de esa condición del animal, no poniéndole la transmisión que le faltaba al novillo, para que la faena llegara más a los tendidos. Decidido dar una vuelta al ruedo por su cuenta. Con el sexto de la tarde, un animal con cierta bondad y nobleza, pero que salía muy desentendido, estando muy falto de casta y raza. Álvaro decidido en este novillo, tirar más por gestos de cara a la galería, en un toreo un poco más a la galería. Su puntillero no estuvo nada acertado, a pesar de ello se le premió con una oreja.
Esperemos la vuelva de la taurina Colmenar Viejo, a sus gloriosos tiempos pasados.