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Con un cuarto de entrada se han lidiado cinco novillos de Dolores Rufino y uno (4º) de José Mª López, de desigual juego.
Alvaro Casillas, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos
Vicente Soler, aplausos y silencio
Miguel Ángel León, silencio y oreja.
Miguel Ángel León paseó un trofeo. Foto: Las-ventas Dos horas y diez minutos de bostezos y aburrimiento, menos mal que los últimos veinte minutos salvaron la tarde con el buen hacer del joven novillero de Gerena (Sevilla) Miguel Ángel León, que logró cortar un apéndice al sexto del festejo; salimos del coso venteño pasadas las nueve y media de la noche y con los huesos entumecidos y las posaderas hechas polvo dada la dureza de la piedra y si a eso le añadimos, la cantidad enorme de pases y más pases sin que pudiésemos llevarnos algo para el coleto, apaga y vámonos.
Si, mis queridos lectores, este festejo menor frustra a cualquier buen aficionado a esta maravillosa fiesta, menos mal que la temperatura agradable con que contamos hizo algo más llevadero tan bochornoso espectáculo. Con festejos así lo que hacemos señores empresarios es espantar al pagano de cualquier plaza del mundo, no es la primera vez que lo decimos y si seguimos así por ese camino nos cargamos tan maravilloso espectáculo.
De los cinco novillos titulares de Doña Dolores Rufino y de procedencia Núñez, apenas medio sirvieron tres, los lidiados: en primer lugar, el segundo y el sexto, que escucharon palmas en el arrastre, los otros dos silencio camino del desolladero y el remiendo de José Mª López, pitos cuando el tiro de mulillas se los llevaron. De buena presencia, eso sí escasitos de pitones, noblotes y sin mayor peligro. Peso medio en la balanza 510 kilos.
Abrió festejo en novillero talaverano Álvaro Casillas, al que ya se le ha pasado el arroz, que con sus 36 añitos sobre sus espaldas, no sabemos a dónde pretende llegar; su primer utrero era un buen novillo, como por lo menos para estar aseadito, pero al “chaval” se le fue sin más; la faena no tuvo fuste, tanto por el pitón diestro como por el contrario siempre toreó con la muleta retrasada y perdiéndole pasos, por eso no pudo llegar a los tendidos, perdóneme D. Álvaro, pero para mí los pases fueron más bien trapazos; con la tizona menos mal que le puso más decisión, pero tuvo que utilizar el verduguillo hasta en tres ocasiones para pasaportarlo. Silencio sepulcral por parte de los aficionados. Y ya no digamos con el segundo de su lote, que buscó la salida desde que apareció por la puerta de chiqueros, que manseó en el caballo, como también lo hizo en el tercio final. Antes de iniciar faena, brindó al maestro Morante de la Puebla, que presenciaba el festejo desde el tendido 8; pero su labor no remontó ni logró nada por ninguno de los pitones, aburriendo al personal. Mató de pinchazo y media lagartijera y dos golpes de verduguillo, otro silencio sepulcral.
No estuvo del todo mal el torero de Burriana (Castellón), Vicente Soler, que escuchó palmas en el primero de su lote, tras gallear toreramente para llevarlo ante el jaco. En el segundo tercio logró un buen par de banderillas como fue el tercero; solvente estuvo con la franela logrando hilvanar una buena tanda con la diestra, bajando de tono al torear al natural y de allí en adelante su labor perdió fuste alargando en demasía la faena. Con la tizona, un metí-saca, pinchazo y una estocada entera letal. Palmas. El saludo al quinto tuvo mérito al recibirlo con una larga cambiada rodillas en tierra y fue fuertemente aplaudido en el segundo tercio; con la sarga se le aplaudió al torear en redondo con la diestra, bajando de tono en el resto de su labor dando muchos pero muchos muletazos sin ton ni son. Entró a matar en la suerte natural dejando media estocada algo perpendicular, teniendo que utilizar el estoque de cruceta en tres ocasiones. Silencio en los tendidos.
A la puerta de los sustos se fue Miguel Ángel León para recibir a su primer oponente a portagayola, pero eso fue todo con el percal, ya con la muleta destacó con la diestra mano logrando ligar muletazos con la mano baja, eso le valió unas palmas cariñosas, fue una lástima que el utrero terminara rajándose, teniendo que coger la espada, de entrada pinchó hondo acusándolo el novillo, estando muy acertado con el verduguillo. Silencio para el de Gerena. Tras tanto aburrimiento, saltó el último utrero al que el joven torero le enjaretó seis verónicas de lujo rematadas con la media y las palmas sonaron sin reticencias, mejor estuvo con la franela, toreando muy asentado con la derecha y mejor aún la tanda de naturales con el ayudado y el cambio de mano llegó a las gradas siendo fuertemente ovacionado, eso salvó la tarde y los pañuelos afloraron tras dejar una estocada arriba del morrillo aunque algo tendida pero efectiva. El público y el Usía le otorgaron un apéndice, que paseo por el anillo con devolución de prendas.
Con los avivadores fueron aplaudidos: “Candelas” de la cuadrilla de Casillas y Javier Perea a las órdenes de Miguel Ángel León.
Menos mal que al final salimos algo contentos de la plaza.
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