Con más de tres cuartos de entrada se han lidiado toros de Pedraza de Yeltes, de buen juego en general e irregular presencia; el cuarto fue premiado con la vuelta al ruedo. Javier Castaño, silencio y ovación
Juan del Álamo, oreja y ovación
López Simón, oreja y palmas tras dos avisos. Foto archivo Muy bien presentada la corrida de Pedraza de Yeltes, pareja, empleada en el caballo y con diferentes juegos. Destacaron segundo, tercero y cuarto que fue premiado con la vuelta al ruedo pese al punto de querencia que tuvo y que acusó levemente.
Fue con este toro con el que pudo suceder lo más importante de la tarde. Una vez organizada la lidia –el tercio de banderillas fue un pequeño caos- Castaño abrió con mucho gusto una faena que prometía. Una vez administrada la primera serie, lenta y con el toro encelado en la panza de la muleta, el salmantino se limitó a aprovechar la inercia del toro, a acompañar las embestidas que no cesaban. El tercio de muerte también fue desastroso y los trofeos que pudiera haber habido, allí se perdieron. Se esperaba con impaciencia a López Simón que, todavía con poco oficio, desplegó un toreo de mucho gusto, variado en aperturas y cierres, lento y acoplado. Cortó una oreja en su primero y a punto estuvo de escuchar el tercer aviso en su segundo. Del Álamo gustó en Azpeitia. Se encontró con un quinto toro bronco, violento y aquello fue un cambio de terrenos entre toro y torero. Pero hubo torero muy apreciable en su primero al que cortó una oreja.
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