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Con media entrada se han lidiado cinco toros de Miura, dispares de presencia, de interesante juego y un sobrero (2º bis) de El Ventorrillo, soso.
Rafaelillo: Ovación tras aviso, oreja tras aviso y vuelta.
Manuel Escribano: ovación tras aviso, silencio y oreja.Rafaelillo paseó un trofeo que bien pudieron ser cuatro Tras finalizar el paseillo el público ha obligado a saludar a los matadores en agradecimiento por matar la corrida de Miura. Dos horas y tres cuartos mas tarde se les ha despedido con otra cerrada ovación, lo merecian, por su disposición y entrega. El encierro del legendario hierro sevillano ha sido dispar de hechuras, con demasiada diferencia de kilos, 515 el de menor volumen y 647 el que ha cerrado plaza, pero no ha aburrido a nadie, ha tenido movilidad a excepción del cuarto, buena dosis de nobleza y emoción. Han peleado bien en varas.
Ha enseñado el Sr Presidente el pañuelo blanco y a puerta de chiqueros que se marcha Rafaelillo para saludar a portagayola a su primer enemigo, y seguidamente por delantales. Cuando llevaba el toro al caballo ha tropezado y caido ante la cara sin consecuencias. Otro susto se ha llevado José Manuel Montoliu en banderillas al ser prendido tras recortar el terreno el de Zahariche.
Valentísimo ha estado el murciano en el último tercio en una faena basada en la mano derecha llevando largo y templado al animal que no permitía ninguna duda, cruzçandose al pitón contrario. El mal uso de los aceros le ha impedido tocar pelo.
El tercero ha sido protestado de salida, anovillado, pero se ha arrancado de lejos al caballo y ha metido riñones. Sincero y relajado Rafaelillo ha toreado muy bien al natural, el toro con mucha fijeza y recorrido, el matador con mucha verdad, siendo justamente valorado por el público que se ha entregado. Tras una buena estocada ha conseguido la primera oreja de la tarde. El astado ha sido aplaudido en el arrastre.
Al quinto le ha recibido con dos largas cambiadas para seguir por verónicas y una media preciosa. Quite a cargo del sobresaliente, Victor Manuel Blazquez, por navarras, muy templado. Buenas maneras tenía Ratón, que asi se llamaba el bicho, y Rafaelillo lo ha entendido a la perfección, con varias series de naturales que han provocado los olés mas rotundos de la tarde, embebido en la muleta lo ha llevado largo vaciándolo atrás. Pero con la tizona se ha cerrado la puerta grande. La vuelta al ruedo clamorosa. Grande Rafaelillo.
Y no menos predispuesto ha estado toda la tarde Manuel Escribano, variado con el capote y arriesgando mucho en banderillas. Para no ser menos se ha ido a portagayola a recibir a su primero, muy endeble y que ha vuelto a los corrales tras sacar el Usía el pañuelo verde. El sobrero con el hierro de El Ventorrillo tenia cuajo pero sosería, por lo que aunque ha dejado estar a su matador no ha transmitido nada y asi es imposible que el público se metiese en la faena.
El cuarto, sardo de pelaje, ha tenido poco mas que su atractiva capa, todo fachada. No se ha empleado en ningún momento aunque ha derribado estrepitósamente en su primer encuentro con el del castoreño. Ha llegado paradísimo a la muleta y poco ha podido hacer Escribano.
De esta guisa, y tras una paliza, Escribano arrancó otra oreja a los miuras Enrabietado en el último se ha marchado de nuevo frente al portón de los sustos y por alli ha saltado a la arena un mastodonte agalgado, zancudo y feote. Poco le ha importado al matador semejante prenda y ha ido a por todas, tapando defectos y arrancando una oreja a golpe de corazón y raza. Faena encimista, tragando miradas y parones del bicharraco que le ha prendido en un desplante de mala manera colgándole de un pitón saliendo ileso milagrosamente. Tras volcarse con la espada ha obtenido el premio de una oreja por su entrega, pedida mayoritariamente por un publico que ha vivido con interés la pelea del hombre y uno de los toros de mayor peso que habrá saltado a esta plaza en toda su historia.
Fotos: Rullot
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