Con media entrada se han lidiado dos toros para rejones de Luis Terrón,
manejables, y cuatro de Garcigrande, justo de presencia; buen juego, al
6º se le indultó.
Hermoso de Mendoza, ovación y dos orejas
Juan Diego, ovación y dos orejas
Miguel Ángel Perera, dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos. Foto archivo Miguel Ángel Sánchez actuó de sobresaliente De menos a más fue
una tarde triunfal y triunfalista la vivida hoy en Arévalo.
Festejo mixto, que
ya se ha instaurado como cita anual en el mes de julio, en esta
localidad abulense.
Manejables
resultaron los dos toros de Luis Terrón para rejones. Bravos y
nobles los de Garcigrande para lidia a pie, excelente el sexto de
nombre “Rabito” premiado con el indulto.
Desigual actuación
de Hermoso de Mendoza en su primer turno, en la que hubo varias
pasadas en falso, en la que poco a poco se fue entonando con un toro
que embistió muy templado. Destacando las batidas al pitón
contrario, mató de un rejonazo muy caído.
En su segundo turno
brilló sobre “Pirata” con las cortas a dos manos, previamente
había logrado la conexión con el tendido con varias piruetas,
llegando mucho al toro. Dejó un rejonazo de muerte contrario.
Cadenciosos lances a
la verónica de Juan Diego en el segundo, ganando terreno a cada
lance, rematando el recibo con una media.
Lo llevó en el
inicio de faena, a media altura. Juan Diego vio enseguida la dulzura
de la embestida del noble animal, aunque no sobrada de fortaleza. El
salmantino ligó y templó sobre la diestra, firmando pasajes de
bella factura, dándole tiempo al toro, Mató de una estocada casi
entera tras pinchar en el primer envite.
Fácil Perera con el
capote en el tercero. Brilló en la brega Joselito Gutiérrez. Perera
principió la faena de rodillas. Sobrado y pulcro el pacense
aprovechando la noble condición del toro, en un trasteo en el
imprimió suavidad y temple, sin toques bruscos. En el tramo final se
metió entre los pitones dando cabida a los circulares y muletazos de
ida y vuelta. Dejó una estocada casi entera.
Desigual pelea en el
peto la del quinto en el caballo, que llegaría con mucha movilidad
al último tercio.
Juan Diego brindó
la faena al periodista taurino Javier Hernández. El salmantino ahogó
un tanto en el comienzo la embestida del animal, lo que hizo que
protestara al tomar la muleta. Faena de entrega y de querer sin
respiro, algo acelerada, con un toro que tuvo transmisión y ritmo en
la embestida. Faltó limpieza a su labor que remató con un soberbio
espadazo hasta las cintas, en la suerte natural.
En el sexto llegaría
el colofón, “Rabito” empujó en el peto con la cara abajo, en su
única entrada al caballo. Perera lo empujó a embestir hacia
adelante en el inicio de faena, haciendo las cosas a favor del toro.
Firme y con mucho sitio le instrumentó una faena maciza, sin
fisuras, a un toro de excelente condición. Bravura, codicia, y mucho
fondo, con ritmo en la embestida. Perera se rompió con él,
cuajando tandas de seis siete muletazos de trazo muy largo. La cosa
se fue calentando y ante la petición del público y la negativa del
torero a estoquearlo, el presidente sacó el pañuelo naranja.
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