¿Qué significa todo lo contrario? Pues que han estado muy próximos al toro convencional, sin ser tan lelos como los de tantas tardes, tampoco fueron difíciles de bregar. El sobrero de Torrealta más convencional aún.

Agradecido fue el primero de la tarde -queremos decir de nombre-, de pelo negro, escurrido de carnes, de poco remate, muy justo de trapío. Armado en delantero. Embistió con brusquedad y con corto viaje en el capote de Robleño. Con el pitón izquierdo embistió en ambas entradas al caballo; cumplió. Se banderilleó con facilidad. Noble, a la vez que justo de poder, embistió con temple y perdió las manos en algunas fases de la lidia. Le faltó codicia y recorrido final. Más claro fue por el pitón derecho y de mayor transmisión. Noble toreable, que se templó durante la faena.

Serafín Marín se enfrentó a Provechito, castaño de reseña, más cuajado, bajo y armónico; ligeramente tocado, poco ofensivo. Punteó el capote de Serafín Marín en el saludo. Tras recibir un puyazo largo, se enceló con el caballo y se durmió; más corto y dosificado fue el segundo. Claro a derechas y más corto por el contrario, fue en banderillas. Noble pero soso, casi calcó el comportamiento de su hermano anterior, un punto más quedado. Le faltó casta y terminó rajado.

Así salió 'Provechoso' el toro que más esperanzas hizo concebir

El tercero de la tarde respondía a Provechoso, primero del lote de Luis Bolívar. Bizco del derecho, terciado y degollado de papada, de poco trapío. No hubo tercio de varas, le picaron con el peto descaradamente. Embistió de maravilla en la brega del segundo tercio y acudió con alegría a los cites. Con la misma alegría embistió en los primeros compases de la faena. Codicioso y profundo por el izquierdo en una tanda. Más parado en la distancia corta, algo que está reñido con la bravura, el bravo no se deja pisar el terreno. Venido a menos, su sentido lo utilizó para pararse.

El cuarto, segundo del lote de Fernando Robleño, estaba bautizado como Saltillo, de pelo negro, bonitas hechuras y cuerna acodada; zurdo, poco ofensivo. Soso se mostró en el capote de Robleño. Romaneó en el primer puyazo, y en el segundo tiró derrotes al peto. Se puso complicado en banderillas derrotando arriba. Fue vibrante el inicio de muleta, embistiendo con más genio que bravura, se desinfló pronto, por esto llegamos a la conclusión anterior. Le costó mucho repetir y cuando lo hizo le faltó emplearse.

Sartenero, negro listón, amplio de cara -abierto- o ancho de sienes, mas en la línea guateles que contreras. Serio por delante, con leña. No se empleó en la capa. En varas empujó fijo sin poder en la primera y, punteo abajo en la segunda. Un punto tardo fue en banderillas, templado en la brega. Deslucidas fueron las embestidas por la falta de fuerzas. Mejor por el izquierdo, con mas temple y menos calamocheo. Le faltó bravura como a toda la corrida.

El sexto, Desagradecido, castaño; bonito, con las carnes justas, y cinco años inapreciables como el cuarto, quinto y el sobrero de Torrealta. Bien armado, que hizo algo ya casi inusual, derrotar en tablas, sacar astillas y levantar las maderas por sus guías. Fue devuelto al romperse una mano. Le sustituyó el mencionado sobrero de Torrealta, de nombre Milonga, reseñado como jabonero sucio, aunque yo me inclinaría más por una pinta barrosa. Con kilos, tamaño y poco trapío por ser poco ofensivo por delante. Grandote con cara anovillada. Embistió a la defensiva en el capote de Bolívar. Su comportamiento fue muy frío en varas en la primera entrada y pegajoso en la segunda. Fácil de parear, llevando la cabeza alta en la brega. Repitió sin fuste por ambos pitones y sin descolgar. Más áspero por el izquierdo. Tuvo fondo a su ritmo, sin emocionar a nadie.