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21/05/2015
  (San Isidro 2015) 21/5 – Una Crónica del Festejo: Sebastián Castella corta una de las más meritorias orejas de lo que va del maratón isidril
 
Firma: Jorge Guevara-Segarra
 
     
 

Ficha del Festejo.

Es el segundo día en que se pone el consabido cartelito de “no hay entras para hoy” y también el según día que como un aficionado más acude el Rey Juan Carlos I a su localidad de preferente, mi más cordial enhorabuena Señor.

La tarde de entrada pintaban bastos, con la presencia de los toros de Núñez del Cuvillo, debido a sus nulas fuerzas tirando a inválidos, que según mi modesto entender más de uno debió ser devuelto a los corrales y solo uno de ellos tomó el camino de vuelta y ese fue el quinto, que fue sustituido por el primer sobrero con el hierro de “El Torero”, un cinqueño que fue el único que sirvió y dio todas las facilidades a Sebastián Castella al que se le caían las orejas de lo bueno que era y una sola de ellas fue a las manos del francés.

Los tres de la terna tuvieron en sus manos el triunfar. Diego Urdiales en su segundo, Alejandro Talavante en el primero de su lote tercero de la tarde y Castella en el quinto que si llega a tener más decisión y más fuste, bien pudo abrir la Puerta Grande, aunque hay que señalar, que posiblemente sea una de sus mejores actuaciones en el ruedo venteño.

Es de suponer que D. Joaquín Núñez del Cuvillo, estará avergonzado, no solo por el comportamiento de sus pupilos que dieron poco juego, sino de la invalidez que demostraron todos y no solo el que retornó a los corrales, arropado por la parada de bueyes de Florito. El balance final fue que los dos primeros pitados en el arrastre y un silencio sepulcral los otros dos y apenas unas palmitas al que hizo cuarto y estos toritos son los que quieren la “figuras”. Peso medio del encierro 532 kilos.


Muletazos muy meritorios dio Urdiales al cuarto

Diego Urdiales, sorteó, un toro malo y uno menos malo; su primero sin fuerzas, manso ante los del castoreño y que apenas permitió que le picaran, se dolió en banderillas. El riojano brindó éste a D. Juan Carlos cumpliendo con el protocolo, más no porque el bicho valiera la pena y de hecho la faena no pudo remontar, ya que el castaño rodaba por los suelos sin remedio. Aceleró Diego y lo pasaportó de una estocada entera delantera que hizo doblar al inválido. Silencio.   El cuarto, segundo de su lote fue un cuatreño con las trazas de novillo, ya que no tenía ni armamento ni morrillo ni culata, siendo noble para la muleta. El de Arnedo brindó al maestro Curro Romero, se fue al tendido 5 al abrigo del viento y tras los doblones iniciales el riojano se puso en torero, gustándose y gustando al cónclave ya que los pases fueron meritorios y por el pitón izquierdo dio naturales de dibujo que abrochó con un desplante de torero antiguo, también los derechazos tuvieron excelente corte, toda esa labor fue acompañada con olés y aplausos del respetable satisfecho de su quehacer, pero a la hora de matar, pintaron bastos los aceros, tras una estocada de las suyas en lo alto del morrillo, tuvo que tomar el estoque de cruceta y lo emborronó todo. La larga ovación de los aficionados propició la vuelta al ruedo.


Muy quieta la planta administró los primeros muletazos Castella

El segundo de la tarde era un torito escurrido de carnes y que le fallaban los cuartos traseros, apenas se le picó, se dolió en el segundo tercio y en tercero apenas embistió; Castella inició faena por estatuarios como una estatua, luego quiso torear por ambos pitones, pero el morlaco empezó a defenderse debido a su escasísima fuerza, Sebastián recurrió al piquito para ver si conseguía algo, pero todo ese recurso fue inútil, los aficionados protestaron más aun los del tendido ya conocido, lo mejor era quitárselo de encima y lo hizo, dejando tres cuartos de espada algo caída, doblando el animal. Silencio en los tendidos.  Pero tras la devolución del quinto, la baraja boca arriba con un haz de diamantes para Castella y bien que aprovechó la carta. Realizando una de las mejores faenas en la plaza de Las Ventas; como ya es de todos conocido tras el brindis al Monarca Emérito, se fue a los medios, ejecutando dos cambiados marca de la casa, dos muletazos por debajo de la pala del pitón, un molinete para iniciar con la diestra mano una labor que fue tomando altos vuelos tras cada remate con los forzados de pecho escuchando sendas ovaciones, mismo tono y son al torear al natural que fueron acompañados con esos clásicos olés que retumban en la plaza, todo lo que hizo lo hizo muy bien, hasta el epílogo fue de ovación, quizás le faltó algo más de chispa al francés ya que su faena fue impecable. Solo quedaba matarlo y a fe que lo hizo muy bien al dejar un estoconazo en el sitio idóneo, matando fulminante al sobrero de “El Torero” y la plaza nevada con los pañuelos blancos por la importante labor del de Beziers. Oreja muy meritoria y la vuelta al anillo con devolución de prendas.


Una oreja se le entregó a Castella. El sobrero cambió el signo de la tarde

Alejandro Talavante, ahora uno de los toreros mimados de Madrid, apenas pudo demostrar su toreo en el burel tercero, el único potable de tan deslucido encierro. El de Badajoz, saludó con el percal a su oponente con tres verónicas que se ovacionaron, más aún cuando enjaretó con la muleta estatuarios verticales y quietos, luego las cosas vinieron algo a menos, pero dice el refrán popular (y seguimos con el refranero) que es mejor caer en gracia que ser gracioso y el público entusiasmado fue tributando ovación tras ovación, cuando dibujó los derechazos, toda su labor fue por ese pitón. Tan buen quehacer lo manchó con los aceros al pinchar hasta en cuatro ocasiones, por fin dejó una media estocada tendida y trasera pero que tuvo su efecto, remató el puntillero.  Silencio para Alejandro.  Otra cosa seguramente esperaba el torero de su segundo toro, pero el animalito no pudo con sus carnes ya que tenía las fuerzas justas para mantenerse en pie, que había que hacer con el torito, pues nada más que matarlo y digamos de una forma fina, pero una vez más las cartas le dieron la espalda hasta el punto que sus incondicionales protestaron. Silencio en los tendidos de donde nadie se había movido.


Talavante con la izquierda

Los tres diestros fueron despedidos con aplausos al término de este décimo tercer festejo.

De las cuadrillas, escuchó aplausos el varilarguero Óscar Bernal al picar al cuarto a las órdenes de Urdiales y con los rehiletes Juan José Trujillo de la cuadrilla de Talavante.

Mañana otro lleno y que seguro se pondrá el cartelito de no hay billetes y con la presencia de los del clavel; el motivo, los toros de “El Pilar” y el cartel con Juan José Padilla, Manzanares y M. A. Perera.

Fotos: Muriel Feiner

 
     
   
     
   
     
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