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¿Cuántas portagayola sumamos en lo que va de la feria? Tantas que creo hemos ya perdido la cuenta. ¿Que si valen o no, que si trascienden o no? Unas que de homenaje, otras en homenaje al homenaje. Así de ser un recurso han pasado a ser como la oferta del mes.
Pareciera que están como de moda. De no saber que el Rey Emérito solicitó se le reservara el abono de una localidad en el tendido preferente, ubicado justamente en la meseta de toriles, hubiéramos pensado que el rumor habría llegado a la Casa Real y Don Juan Carlos I exigió esa localidad para ver en primera fila el acontecimiento de la feria.
Abellán suma cuatro de cuatro ¿y? Aún con lo malgastado que está el recurso, nos queda la aflicción del 20 de mayo de 2014.
Aquella tarde no pude ver la corrida, sino hasta un día después, y por tanto, no pude escribir el texto para esta misma sección. Recuerdo que al ver a David Mora emprender el camino a la puerta de toriles me vino a la memoria el “gran detalle” que Juan José Padilla había tenido unos días antes cuando un compañero de cartel, se iba a portagayola. El jerezano era entrevistado para la televisión, pero cuando se percató de la intención de su alternante interrumpió -con cortesía, desde luego-, esa entrevista para dirigirse al burladero más cercano a toriles. El torero en turno (creo que se trataba justamente de Manuel Escribano) pasó el trago sin complicación, pero la presteza de Padilla era más que un gesto, o más que la mera responsabilidad del director de lidia.
No puedo afirmar con esto que, si los compañeros de cartel del año pasado hubiesen actuado así, lo desastroso del percance a Mora se habría evitado. Lo cierto es que esas tantas voces de compañerismo y respeto que tanto engolan muchos, a la mera, en el ruedo, no se profesan. Son verdaderamente pocos los que se conducen así, y los más, quienes se alargan dando entrevistas cuando el toro del compañero ha salido a la arena y hasta cuando alguno se va para los toriles. Será tal vez que como decía antes, lo manido del recurso lo está convirtiendo en un trámite. Esa especie de cotidianidad es lo que le pudiera estar restando importancia, pues venturoso siempre será hincarse ahí.
Hoy vimos tres, así que haciendo cuentas, tal vez lo de hoy, no sea eso de la portagayola, sino la invalidez y la mansedumbre. De eso llevamos más.
*Foto: Muriel Feiner |
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