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Ficha del Festejo.
Ho se celebraba el décimo primer festejo del abono y la segunda novillada del ferial. Oro cartel internacional: Un español, Posada de Maravillas, un francés, Clemente y un peruano Andrés Roca Rey, con utreros del Conde de Mayalde. De los tres, el único que tocó pelo fue el español.
La feria del presente año, está saliendo muy orejera y también con mucha sangre derramada por los espadas. Pero lo más preocupante es el bajón de nivel con que está pasando la feria, especialmente con relación al ganado, que está rayando en los mínimos; mucha carne, muchos pitones, pero escasos de casta y bravura, también los aficionados han cambiado y mucho, es más festivalero y más condescendiente pidiendo los trofeos que antaño tanto pesaban para el futuro de los coletas ya sean matadores o novilleros. Así no vamos a ninguna parte ni la fiesta llegará a buen puerto y le costará mucho salir del bache.
Hoy, por ejemplo, la novillada no sólo bajó de peso y también de trapío. De los utreros del señor Conde, solo valieron dos de los seis; el lidiado en cuarto lugar que fue ovacionado camino del desolladero y el sexto que fue aplaudido en el arrastre, los otros cuatro, faltos de raza, casta y hasta de fuerzas; a mi particularmente nunca fueron de mi preferencia y sigo pensando así hasta que me demuestre lo contrario. Miren si bajó el listón que en la romana solo dieron un peso medio de 485 kilos y ya no digamos ni hablemos del trapío mínimo con que tienen que venir a la plaza de Madrid.
El primer novillero era el extremeño Posada de Maravillas, al que le tocó un utrero que escarbó en repetidas ocasiones, saliendo de najas ante las cabalgaduras en el tercio de varas. Con ese animalito, poco o nada pudo hacer el novillero, destacando una serie de naturales aprovechando el pitón bueno del utrero que tuvieron buen corte, otra tanda con la derecha en el mismo tono. Tampoco estuvo muy fino con los aceros, de entrada un pinchazo en hueso y luego una estocada casi entera algo desprendida que fue fulminante. Silencio en los tendidos. Su segundo novillo, metió la cara con claridad por los dos pitones, sacando casta y que cuando fue llevado ante el jaco arrolló al novillero; era un utrero de triunfo y el de Badajoz se percató de ello; por eso brindó al respetable, en ese mismo terreno, citó con la muleta plegada en la mano izquierda, la desplegó y toreó al natural de forma ortodoxa, escuchando los primeros aplausos, como también los escuchó al torear en redondo con la derecha que abrochó con un vistoso cambio de mano, por fin sonó la primera ovación de la tarde, la faena fue de menos a más y tomó vuelos, los aficionados se entregaron al chaval más aún cuando entró a matar dejando una estocada en lo alto volcándose sobre el morrillo, saliendo el novillo muerto. La euforia y las ganas de darle el trofeo se contagió por todos los tendidos y el apéndice al esportón del extremeño. ¿Qué se la merecía?, es otro cantar, pero el público es soberano y la pidió de forma generalizada.
Los naturales de Posada de Maravillas El segundo alternante era el francés nacido en Burdeos, en los carteles Clemente, al que le tocó uno de los novillos mansos que de entrada quiso comérselo cuando lo recogía con el percal, salió de najas en varas y se dolió en el segundo tercio. No sé qué le vio o intuyo, que brindó al público; el comportamiento del utrero fue de manso, tobillero, buscando al chaval, encima derrotando y siempre con la cara mirando hacia las nubes, por tanto, no sé a qué vino el brindis, su labor no llegó a nada destacable. Mató de estocada casi entera trasera y tendida, repitió la suerte pero pinchando, sumando una media estocada que acusa ligeramente, teniendo que hacer uso del de cruceta en tres ocasiones. Silencio para el gabacho. Su segundo, quinto del festejo menor, un novillete regordio y basto que se defendió en el caballo. Con el trapo rojo, mantazos y en un momento el utrero lo levantó las zapatillas del suelo; pases y más pases sin llegar a nada en concreto. Para enviarlo al mundo de los muertos una media estocada desprendida que no es que hiciera efecto alguno, pero dada sus nulas fuerzas, el novillo se acostó solito, acertó el puntillero. Otro silencio para el francés.
Clemente mostró voluntad y disposición apuntándose en todos los quites Volvía tras la Puerta Grande y sus dos cornadas el peruano Andrés Roca Rey, que escuchó palmas al saludar a su primero por gaoneras apretadas, como también en el quite por chicuelinas al replicar a Posada, siendo ovacionado. De una en una se cubrió el segundo tercio. Toma los trastos y brinda a la afición. Tras los pases de tanteo inició con la mano izquierda endilgando tres naturales de buena factura, pero al iniciar el cuarto, el animal perdió la vertical, el limeño insiste por ese mismo lado, pero el novillo ya no daba más de sí, ya que se lo cargaron de forma infame con las varas. Con buen sentido profesional tomó la espada, dejó un pinchazo y dadas sus fuerzas mermadas el utrero dobló, aunque se recuperó y el matador una vez más entró a por uvas metió la mano y deja una estocada entera en el hoyo y para el arrastre. Otro de los utreros potables fue el sexto. Muy bien el peruano en el saludo capotero por verónicas con el compás abierto, las palmas no se hicieron de rogar. Con la muleta inició la faena en el platillo con un cambiado por la espalda totalmente vertical el torero, por la forma fue ovacionado. Citó con la zocata y el natural primero fue a cámara lenta, los siguientes ya fueron al ritmo normal, los derechazos también fueron muy aceptables. Tiene un buen concepto de lo que es el toreo, ganándose el favor del público, terminó labor con unas talavantinas que fueron del agrado del personal. Lo estropeó a la hora de utilizar los aceros, pinchando en hueso en tres ocasiones, hasta que por fin logró enterrar el estoque en lo alto del morrillo. Escuchó palmas y tuvo que saludar. De momento deja integro su caché.
El peruano nuevamente dejó claro que tiene valor Y terminamos con la buena actuación de los componentes de la cuadrilla de Clemente que se lucieron con los rehiletes. Sus nombres: Jesús González “Suso”, Morenito de Arles y Juan Cantora.
*Fotos: Muriel Feiner |
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