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El sexto de la tarde sirvió para que Joselito Adame se llevase un trofeo. Respondía a Adobero y estaba reseñado como negro listón. Era largo, y zurdo por tener un pitón más corto que el otro, en este caso el derecho. Justo de presencia. Le cuidaron en varas. Se dolió y echó el derrote arriba en banderillas y, crudo, sacó buen fondo en la muleta repitiendo con casta, muy entregado por ambos pitones. Con mucha clase embistió en el último tercio de la faena. Menos suerte tuvo el torero mexicano con Palomito, un toro negro bragao y meano. Basto, abierto de cara, que representaba el clásico medio-toro por su poco cuajo. Se simuló la suerte de varas y fue muy protestado en el tercio de banderillas por flojo. A la muleta llegó hecho una piltrafa. Se quedó inservible al partirse una mano. Quizá aquellas protestas durante el primer y segundo tercio eran fundadas. 'Escudero I' primer toro de El Montecillo para esta corrida Juan Bautista se las vio primero con un toro negro salpicao, bragao y meano. Con un morrillo prominente y poco ofensivo por delante; más bien grandote y basto, que respondía a Escudero I. Que en la salida no se entregó y, curiosamente, empujó con fijeza y abajo en la primera entrada al caballo, menos en la segunda, que cabeceó. Esperó y echó la cara arriba en banderillas. En la muleta fue y vino sin clase, con la cabeza suelta, calamocheando, imbuido por su falta de casta. Fue un manso que mostró nobleza pero le faltó entrega.
El cuarto fue Espantador I, negro listón, bragao y meano de pelo. Acodado de cuerna, que ajustaba su trapío a la baja, otro ejemplo de medio-toro. Embistió templado en el capote de Juan Bautista; y, muy fijo, pero sin poder, se comportó en varas, la segunda entrada fue simulada. Sin celo, distraído y con la cara alta embistió en el quite y en banderillas; y fue repetidor, con cierta sosería por ambos, claro y noble, para dibujar el toreo. Alberto Aguilar despachó a Coqueto de capa negra salpicada, bragao, meano y gargantillo. Guapo, armónico, tocado de pitones. El guapo se encuentra entre el serio y el bonito; visto por el torero debe ser más o menos: el serio impone respeto, el guapo llama la atención y gusta y el bonito agrada y enloquece. Coqueto fue pronto de salida, pero echó las manos por delante. Hizo buena pelea en la primera entrada y muy aceptable en la segunda. Le faltó fijeza en el segundo tercio y echó la cara arriba. Respondió a la petición de Aguilar de que humillase y ofreció varias tandas derechas con emoción. Más discontinua fueron sus embestidas por el izquierdo. Terminó apagado por su falta de casta. Rejonero fue el segundo del lote de Alberto Aguilar. Basto y alto de agujas, justo de trapío. Zurdo de cuerna. Se fue rebotado del capote de Aguilar buscando la huida. En el caballo embistió con el pitón izquierdo y se dejó más que peleó. Se repuchó en el segundo. Hizo una visita a los tableros y se aculó en banderillas. Fue muy noble en la muleta, un boyancón que trasmitía poco y rebosaba sosería. La corrida de El Montecillo ha estado justa de todo, justa de trapío, dos o tres toros han sido los perfectos representantes de medio-toro, la casta no le ha sobrado precisamente y el poder, habrá que acogerse a aquella frase militar con la que se dominaba al valor en el ejército en estado de paz: Se le supone, ya que en el tercio de varas ha habido poca guerra.
Foto: Muriel Feiner
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