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Continua la leyenda y sobrevive una tradición, la de homenajear todos los 16 de mayo al “Rey de los Toreros”, José Gómez Ortega “Gallito” o “Joselito”. Contar su vida, su historia, sus logros o su muerte es redundar sobre lo ya repetido hasta la saciedad. Quizá habrá quien pueda aportar datos hasta ahora inéditos, pero no es mi caso. No sé incluso si habrá algún aficionado actualmente que llegara a ver al maestro de Gelves y si lo hizo, puede que no tuviera capacidad para poder valorar lo que era este torero. No obstante, los hay que se ponen a hablar y no solo parece que le vieron en la plaza infinidad de tardes, sino que hasta mantuvieron largas charlas con este símbolo del Toreo. Hay gente con suerte.
 Joselito o Gallito Mi recuerdo no encierra ninguna alta pretensión, me basta con pararme a pensar en algunos de los hechos que se le atribuye a Joselito “El Gallo”. Cosas como ese deseo de mejora permanente de la Fiesta de los Toros, hacerla más accesible al mayor número posible de aficionados, con plazas monumentales que posibilitaran aforos mayores. Ahí está la Monumental de Sevilla, ya desaparecida o la de Madrid, aún en pie, y por muchos años, mientras no se dedique a torneos olímpicos de baloncesto o a gran auditorio de música, según los deseos de alguna municipalidad de la Villa y Corte. Joselito pensó, meditó y puso en práctica el que los picadores no esperaran en el ruedo la salida del toro, evitando que los derrotes destemplados iniciales se llevaran por delante los caballos de picar. El que estos ya salieran con el toro parado parece una aportación más que loable. Pero según cuentan el maestro poseía un orgullo de ser matador de toros y una afición fuera de toda duda. Baste el recordar que para su presentación en Madrid como novillero exigió una corrida de toros, so pena de no comparecer a tal cita, así como ese afán de querer ser el mejor y citarse con todo el que pareciera despuntar, cara a cara, en el ruedo de Madrid. Da que pensar, ¿verdad? Pues pensemos, pensemos y miremos la Fiesta que vivimos en el presente y reflexionemos sobre las exigencias que se les pueden pedir a los taurinos contemporáneos. En recuerdo a Joselito, rejoneadores y cuadrillas guardaron minuto de silencio Foto: Muriel Feiner
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