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El 13 de mayo deberá ser recordado por todo aficionado a los toros, en esta fecha, hace hoy cincuenta y cuatro años, Santiago Martín El Viti tomaba la alternativa en la Plaza de Madrid, de manos de Gregorio Sánchez y con Diego Puerta de testigo, con el toro Guapito de don Alipio Pérez Tabernero Sanchón. En tal día, al acabar la corrida fue sacado a hombros por parte de los capitalistas; luego vinieron muchas tardes más, siendo en la actualidad el matador que más veces ha conseguido tal logro. Uno de los toreros que mejor han manejado la mano izquierda, con su personalísima forma de torear al natural y de dar los pases de pecho. Torero modelo para todas las generaciones de aficionados, honesto y leal a la Fiesta de los toros, capaz de rechazar orejas si creía no haberlas merecido, como de no salir a hombros, aunque se hubiera ganado ese derecho. ¡Lo que cambian los tiempos! Una verdadera figura del toreo, uno de los más grandes, Su Majestad El Viti.
 Un 13 de mayo para la historia, el de 1961 Lástima que no todos los 13 de mayo puedan merecer pasar al recuerdo. El del año 2015, sin ir más lejos, podría quedar como el de una tarde de borreguitos en lugar de toros, el de las monas tontas del Ventorrillo, delante de las cuales se afanaron en poner posturas y justificar el fraude de esta Fiesta del siglo XXI, Juan José Padilla, EL Cid y Alejandro Talavante. El primero falto de recursos lidiadores, que para justificarse tiene que agarrarse a las banderillas, aunque no sea capaz de poner ni un par en la cara del toro. El Cid, una sombra distorsionada del torero que un día llegó a ser. Y Alejandro Talavante, que según cuentan, hasta se llevó una oreja, qué cosas. Esto a lo que algunos llaman corridas de toros, es un espectáculo triste, moribundo, en lo que nada es lo que parece, ni lo que debía parecer. A los toros no se les pica, se simula que se hace la suerte, a no ser que el matador mande que se masacre al animal. Eso de la lidia, la pelea, la lucha para dominar a este animal, se reduce a ir dejando pasar el tiempo superando los trámites que ya no tienen sentido, pero que de momento no se atreven a eliminar. Un show mermado en el que todo queda reducido a un señor con una tela roja agitándola delante de un animal que se arrastra por el ruedo, en el que toda trampa es tolerada por muchos entusiastas que solo tienen dos objetivos, el ver como se cortan muchas orejas, sea por la vía que sea, y el merendar. Así de fácil. La pena es que días como el pasado quedarán en el olvido y nadie tendrá memoria para esta pantomima. Eso sí, Santiago Martín EL Viti nos dejó como regalo “Un 13 de mayo para la historia”.
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