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Si ayer destacábamos el comportamiento de varios de los toros de Pedraza de Yeltes, como de verdadero interés para los aficionados, los vistos hoy llevaban el hierro de El Ventorrillo, una ganadería que hace no muchos años estaba en la cumbre del campo bravo, lidiando grandes animales, se lo mataban mucho las figuras del toreo. El ganadero que llevó esta ganadería a la cima fue Paco Medina, pero decidió venderla en su momento y el ganadero actual Fidel San Román, la está llevando al precipicio.
Hoy no hubo toros como ayer, menos en la suerte de varas El ganado vino muy desigualmente presentado, una auténtica escalera. Todo lo contrario a la seriedad y el cuajo de los animales que salieron ayer en este mismo coso. Los tres primeros toros estuvieron un poco más cuajados que los tres últimos.
En lo que al comportamiento respecta, a todos estos toros, les han picado menos que a cualquier animal de los de ayer. En muchas ocasiones hoy, el presidente de manera totalmente incorrecta cambio el tercio de varas, con dos picotazos miserables. A pesar de lo mucho que los cuidaron en los primeros tercios, en las segundas series de la faena de muleta estaban totalmente con la lengua fuera, aplomada y vacios por dentro. El único que duro un pelín más fue el tercero, pero también debido a que el espada, le hizo todo a favor de su condición.
El aficionado y todo el que entienda un poco de esto, cree que la emoción del espectáculo viene primeramente por parte del toro. Y la gente por eso hoy, a pesar de cortar Talavante un apéndice, se aburrió mucho más en la tarde plomiza y calurosa de Madrid.
Otro punto que me gustaría comentar, fuera de lo estrictamente sucedido en el ruedo, fue la gran entrada que había hoy, a pesar del importantísimo partido de fútbol que había. Aparte me sorprendió como mucha gente, aguantó hasta el final, a pesar de que el partido de futbol ya había comenzado. Esto me hace pensar, que todavía queda una gran afición a los toros en Madrid.
Foto: Muriel Feiner
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