|
Eugenio de Mora despenó a Clavelero, el primer Valdefresno de la tarde. Negro, abierto de cuerna y de poco cuello, feo de hechuras. Saltó abanto -hay quién dice que es la característica de este encaste. Yo mantengo que es el comportamiento característico del toro manso-, buscó toriles y mostró muy poco celo en el capote. Tomó una vara -es un decir- a relance y un puyazo algo más largo, sin llegar al castigo que debe recibir un toro, no faltó una tercera entrada que no mejoró el desastroso tercio de varas, casi le picaron a pellizcos. Se dejó con facilidad en banderillas. Suelto, sin fijeza llegó al tercio de muleta, embistiendo descompuesto por el derecho, algo más entregado por el zurdo. Aunque siguió distraído, a finales de faena se entregó también por el diestro. Nobilísimo toro con el que Eugenio de Mora disfrutó. Morenito de Aranda se las vió con Lirito. Negro, cinqueño, terciado, pobre de cara y anovillado. Se durmió en la primera entrada al caballo y se entregó menos en la segunda vara, al contrario que el toro bravo, del que hoy no vamos a poder hablar nada lamentablemente. Se le vio distraído durante el segundo tercio y algo cojitranco. Al tercio final llegó con poca entrega aunque con continuada embestida por el derecho, persiguiendo la huida hacia delante. Absolutamente rajado por el izquierdo. Un manso moderno de los que colaboran si rechistar. Arturo Saldívar se disponía a lidiar a Pitillero que fue acertadamente protestado y devuelto. En su lugar saltó un sobrero de Hermanos Revesado, bautizado como Fogoso, colorao de pinta, cinqueño y largo como una soga. Como los toros titulares, se entregó poco de salida. Fue a relance y después por voluntad propia para recibir un simulacro de suerte de varas. Se dejó, sin más, en banderillas. No paró de renquear durante la faena de muleta. Transmitió pena con la lengua fuera y los riñones deshechos. No cambió el panorama de la tarde este manso desclasado.  'Buenas-Noches' el toro que le ha proporcionado una oreja a De Mora Eugenio de Mora pasaportó a Buenas-Noches un colorao, estrecho de sienes, largo también. Que se empleó en la capa y dejó descubierta su falta de fuerza. Cumplió en varas y soportó un enloquecedor tercio de banderillas. Le costó humillar en la muleta, y pese a su reiterada repetición no emocionaba. No embestía, pasaba, faltaba la emoción que genera la bravura.
Morenito de Aranda iba a despachar a Pelotito. Una sardina que se tapaba -es un decir- por tener la cuerna desarrollada y que se fracturó la pezuña izquierda y fue devuelto para que saliera en su lugar un sobrero de El Risco, de nombre Garza. Castaño de pelo, bociblanco y veleto, un buen mozo que dejó claro que el resto de la corrida no tenía trapío alguno. Se mostró repetidor en el saludo. En varas sólo cumplió. Avisó por el izquierdo en el inicio y llegó a la muleta con pocas facultades para embestir; por el derecho le faltó humillar y por el izquierdo se acostó y ofreció medias embestidas. Arturo Saldivar cerró la tarde con Yegüesero un toro colorao, bragao, meano y axiblanco, de muy poca presencia para Madrid, no rebasaba la lámina de novillo, con cara de eral y pitorrito, además de rabicorto para desmerecer más su presencia. Le midieron en el caballo y no fue por gusto, claudicó en varias ocasiones ante el jaco. Llegó con movilidad tontorrona a la muleta y se dejó hacer de todo. Hoy se ha lidiado una soporífera corrida mal presentada, en escalera, falta de trapío y bravura y, lo que es peor, de casta, indigna para esta plaza. Nos hemos tirado casi tres horas viendo pasar carne de buey. Foto: Muriel Feiner
|
|