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Por la televisión no vimos, exactamente en directo, la segunda cita en varas de Agitador. Menos mal que las unidades móviles de transmisión tienen la capacidad de emitir de manera inmediata alguna escena que no se ha visto en vivo. Si no es por ello, nos hubiésemos perdido uno de los momentos más importantes de la tarde. Esa arrancada y la clara muestra de bravo que mostró en el caballo y que reiterara en el último tercio también, resultó lo más emocionante de la tarde. Y es que en lugar de poder apreciar por completo la suerte de varas, la dirección de cámaras nos mostró al aire el histrionismo de Ricardo Gallardo.
Lo de menos es si vemos los gestos del ganadero de Fuente Ymbro que, dicho sea de paso va siendo habitual y diría que hasta innecesario cada vez que lidia, u otra cosa. Lo de más es justamente que nos podemos estar perdiendo de lo importante.
 Una cita que no debiera obviarse en ningún sentido No es casualidad. Poco a poco, algunos han ido despojando a la suerte de varas de la importancia vital que tiene para la lidia, para el toro bravo y por tanto, para la fiesta de los toros. Ya sabemos, ahora hasta aplauden a los varilargueros que apenas si dan un piquetito y se pita a los que ejecutan un puyazo con firmeza.
Así, la televisión también va delegando a segundo o tercer término el fundamental tercio de varas. Porque cierto también es que, en muchísimos casos, los toros en esas citas a los caballos más que dar pelea, dan pena. No obstante, es fundamental que las cámaras tampoco le pierdan la cara al toro. Son pocos y omitir la comparecencia como la de Agitador es un pecado grande. Debe primar un mínimo de sensibilidad de aficionados para no privar a la afición de los momentos notables. Vamos, que en lugar de desaparecerla virtualmente, debiera ser hasta infaltable -independientemente del desempeño de los toros-, en los resúmenes de video de todos los festejos que se divulgan en medios periodísticos y redes sociales.
*Foto: Muriel Feiner
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