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Agitador de Fuente Ymbro ha sido el toro de la tarde, le tocó en suerte a Paco Ureña. De pelo ensabanado recordando reminiscencias vazqueñas, tocado de pitones, serio y armónico; de bella lámina. Había tenido un comportamiento noble y repetidor en la capa de Ureña, luego se arrancó con alegría en la suerte que mide la bravura, la suerte de varas, e hizo buena pelea en las dos entradas, la segunda de ellas arrancándose desde los medios. En banderillas no perdió el buen son y presto acudió a los cites. A la muleta se vino de largo repitiendo por ambos pitones. Por encima de su fortaleza se aliaron la casta y la nobleza; la casta para dar emoción a los trances y la nobleza entrega y profundidad. De haber tenido más poder estaríamos hablando de un toro de bandera. Fue aplaudido al arrastre.
 'Agitador', el toro de la tarde No tuvo tanta suerte Paco Ureña con Flamante. Un toro serio, ensillado y con dos biergos pavorosos por delante que se corrió en quinto lugar. De salida, como casi toda la corrida, adoleció de buenos aplomos, y aunque templó la embestida en el capote, flojeó en exceso. Tuvieron que cuidarle en la segunda entrada al caballo por su falta de fuerza, aunque había cumplido en el primer puyazo, que, como sabemos, no puntúa a la hora de establecer la bravura. Suave fue su comportamiento en banderillas y de boyancón en la muleta por manso descastado, resultando un trasteo anodino.
El Payo se llevó el otro toro potable de la tarde, un sobrero del hierro titular de nombre Previsor, castaño de reseña, ancho de sienes y más basto que sus hermanos. Repitió en el saludo siempre con la querencia marcada a toriles. Acudió sincero al caballo, pero salió huido de la suerte. Se dejó picar más en la segunda entrada. En positivo anotamos que galopó en banderillas y en negativo que se dolió. Fue codicioso en la muleta del Payo por ambos pitones. Tuvo un comportamiento interesante en el último tercio yendo de menos a más, entregándose con codicia durante varias tandas. Aunque terminó rajadillo, fue aplaudido al arrastre por lucir casta y nobleza.
En sexto lugar se corrió a Tasador. Un toro de capa negra, guapo, astifino y tocado de pitones. Este Tasador se empleo bien en las dos entradas reglamentarias al caballo y había repetido con franqueza en el percal del torero mexicano. Manejable y soso llegó a la muleta. Sin transmisión. Le faltó poder como a toda la corrida, dentro de ser un encierro aceptable.
Jiménez se las vio primero con Víbora y después con Pelícano. El primero lucía pelaje negro bragado, algo calzado, armónico, justo de trapío. Fue cuidado en varas por su manifiesta falta de fuerza. De noble fue su comportamiento en banderillas, algo desentendido. De esta guisa llegó a la muleta, con poco poder y poca casta. Una monjita con la que se recreó César Jiménez.
Poco juego le dio Pelícano a Jiménez. Un toro de capa negra, astifino, muy condeso de hechuras que husmeó la arena de salida y mostró el rabo lánguido, y que se volvió contrario en los lances de recibo buscando la huida. En varas cabeceó en la primera entrada haciendo sonar el estribo, y le buscó las vueltas al picador buscando irse de naja en la segunda. Ya en banderillas se mostró quedo y esperó. Más frío y quedado fue su comportamiento en la muleta de manso descastado que renegó la pelea.
La tarde tuvo una primera parte por la que se nos prometía brillante, todo se tornó a partir del tercero, atrás quedaron aquellos tres toros: noble y repetidor el primero, bravo el segundo y encastado el tercero; y, de nuevo, una vez más el tedio se hizo presente.
Foto: Muriel Feiner
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