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La muerte es todo esto y más que nos circunda, y nos une y separa alternativamente, que nos deja confusos, atónitos, suspensos, con una herida que no mana sangre.
Xavier Villaurrutia
Hidrotermápolis se siente huérfana, el martes 20 de enero de 2015 perdió a su más grande padrino, José Luis Ramírez. Se fue un hombre que intentó ser novillero y ganadero, que fue aficionado práctico, apoderado y empresario. Pero sobre todo, se fue un hombre que entregó sin medida su corazón a la Fiesta Brava.
Foto: Arte-Taurino/Mario Rodríguez Se fue un hombre de fe, de una fe tan grande que hizo posible muchas corridas de toros en lugares donde nadie metía mano; una fe que dio la oportunidad a un sinfín de toreros para que pudieran torear y por supuesto una fe que nos dio la oportunidad a muchos aficionados de ir al toro cuando en Aguascalientes no había temporada taurina, cuando necesitábamos alimentar el alma de Tauro y aparecían carteles en lugares aledaños a nuestra tierra.
Entre los que nos quedamos ya no veremos más al “padrino”, pero al recordarlo siempre podremos ver el ejemplo de un hombre que nos enseñó que las cosas que salen bien son las que se hacen con pasión y en las que se apuesta todo.
Estoy segura que descansa con la gran paz de los que tienen la certeza de la dignidad cumplida, sé que el brillo de su sencillez iluminará siempre su terruño taurino y que la ausencia física no significará el fin del apoderamiento que por puro cariño le ofreció a la Fiesta Brava.
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