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Tarde muy fresca en la tercera corrida del abono manizaleño con casi lleno en los tendidos. Se lidiaron ejemplares de Dosgutierrez disparejos en presentación y de buen juego en términos generales, destacando 4º y 5º que se premiaron con la vuelta al ruedo. Pesaron respectivamente 446 – 452 – 472 – 454 – 510 – 474(bis) y 504 kilos.
Diego Ventura (Rej.): Saludo y dos orejas
Paco Perlaza: Silencio tras aviso y oreja
Manuel Jesús El Cid: Oreja y palmas. Diego Ventura en plena faena con Morante La conexión de Diego Ventura con los tendidos es innegable por su entrega y sus ejecutorias desde sus cabalgaduras que son definitivas en los triunfos que consigue. Al primero de su lote, le sobró un tercer rejón de castigo que dejó muy mermado al astado quedándose casi parado. Con Cigarrera paró, con Toronjo, Demonio y Morante con mordiscos incluidos, colocó banderillas largas, cortas y a dos manos que el respetable agradeció con palmas. Antecedió al rejón definitivo, un pinchazo que apenas lo hizo saludar. En el otro, hubo locura colectiva por la manera como se brindó pleno con un toro que de salida fue codicioso, bravo y templado en la embestida. En éste participó también Ordoñez con el que toreó de costado, dejando llegar el ejemplar al estribo, colocando su cabeza en la testus del toro y provocando el delirio en los tendidos que con fuerza pidió los dos apéndices después de pinchazo y rejón efectivísimo.
Paco Perlaza en desplante a uno de sus oponentes El retiro de Paco Perlaza de los ruedos hizo que el vallecaucano interpretara una labor de torero cuajado, elaborando en su primero una faena ligada sobre ambas manos, aprovechando la buena condición de prontitud y celo del toro en sus embestidas. Al final el toro se fue apagando y lo despachó con dos estocadas. El quinto de la tarde, el más bonito del encierro por su trapío, después de una vuelta canela y un estrellón en uno de los burladeros quedó descoordinado, saliendo el sobrero que fue bravo entendiéndole en series de trazo largo templados, despatarrado y abrochando las series con el pase de pecho.
El Cid consiguió efectismo en los tendidos por sus desplantes El diestro de Salteras, Manuel Jesús El Cid tuvo en su primer toro un ejemplar con la casta justa, aprovechando su condición hasta cuando éste se lo permitió, faenando con mando y temple de manera ortodoxa pero toreando para la galería en el epilogo de su labor. Igual sucedió en el sexto que finalizó pegando molinetes, pases por alto y marginales después de haber entregado series de muletazos con la mano izquierda, lentos, cadenciosos, templados y profundos. Las dos vulgares estocadas lo privaron de alguna oreja que le habría valido para salir por la puerta grande acompañando al rejoneador hispano –luso.
Fotos: Agnés Peronnet
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