Terminó la feria taurina de la ciudad de Tlaxcala, la empresa de Rafael Herrerías la ha organizado los últimos cuatro años. Francamente, siempre le ha quedado a deber a la afición del estado que hace gala de ser el más taurino del país, pero el empresario parece que goza de “fuero taurino”. Sólo tres corridas esta vez, más el desaire a la ciudad y su feria, porque el mero día, el 2 de noviembre, dejó vacante la fecha; es evidente que primero está la plaza México; en la tierra de Xicoténcatl que le hagan como puedan. Afortunadamente ese mero día se organizó una novillada para que la fecha no quedara sin toros; a la postre resultó ser el mejor festejo del serial. La feria de Tlaxcala, que está en su versión número 51, terminará hasta el 17 de noviembre, pero la empresa de Herrerías ya se fue, el mensaje es: yo ya gané lana, ustedes háganse bolas. Cabría perfectamente otro festejo el día 15, 16 ó 17 que es inhábil y está el asunto del buen fin, pero Tlaxcala carece de importancia para la empresa capitalina, con esa actitud da la impresión que le viene a hacer el favor a los tlaxcaltecas. En los tres años anteriores el común denominador fue la falta de trapío en los encierros, degenerando el año pasado. En 2013 se juntaros con Casa Toreros y se dieron vuelo enviando novillos en las corridas de toros. Insisto, nadie le dice nada, puede hacer lo que quiera, “tiene fuero” Los que si pegaron el petardo fueron los de Rancho Seco Este año, los encierros no estuvieron sobrados de trapío, con buena voluntad dieron el gatazo en la primera y segunda corrida, pero en la tercera se les pasó la mano.
García Méndez, en la inaugural, apenitas cumplió, es increíble pero mandó toros mejor presentados a Huamantla que a la capital del estado. Intriga el motivo, ¿sería el precio o que se los compraron a la mera hora?, además la tuvieron que parchar. Los de Villa Carmela, en la segunda, tampoco impresionaban por su trapío, de panzazo libraron la reprobada. Los que si pegaron el petardo fueron los de Rancho Seco, ganadería tlaxcalteca que de un tiempo a la fecha no se destaca por su trapío y, para colmo, salieron débiles y descastados, dieron al traste con el espectáculo. Le habrán pagado tan barato al ganadero que sólo alcanzó para una novillada destartalada, débil y mansa, o se pusieron de acuerdo el ganadero y el empresario. Podría ser, porque todo mundo sabe que en las plazas tlaxcaltecas, prácticamente, no se rechaza un encierro. Total, lo mejor de la feria fue la novillada de De Haro del 2 de noviembre. Hubo novillos con más trapío que algunos de los animales lidiados en las corridas, la bravura tampoco faltó en la novillada. Conforme salían los descastados de Rancho Seco, se recordaba lo bravo y serios que fueron los de Antonio de Haro. Tlaxcala es pura teoría Surge la pregunta: ¿por qué en las corridas de feria no sale el toro auténtico? Nadie quiere elefantes con cuernos, ni el toro de Madrid, sencillamente un animal con trapío, con cuatro años de edad y las cornamentas íntegras.
En lo que respecta al asunto cultural no hay un solo reclamo. Conferencias, exposiciones, presentación de libros en bellos recintos como el salón de los vitrales del congreso o el museo del ex convento de San Francisco. En general en estos últimos cuatro años, han venido a Tlaxcala personalidades de todos los giros: escritores, pintores, escultores, fotógrafos, periodistas. Tlaxcala tiene considerada la fiesta de los toros como patrimonio cultural, en ese plan todo está bien, pero la puerca tuerce el rabo en el momento que se habla de corridas de toros, porque Tlaxcala es pura teoría.
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