Con más de tres cuartos en los tendidos se han lidiado toros de Puerto de San Lorenzo (2º, 3º,4º, 5º) y La Ventana del Puerto (1º y 6º) mansos en conjunto; encastado y muy manejable el 3º.

Miguel Abellán, como único espada, ovación tras aviso, silencio, ovación tras aviso, silencio, silencio y aplausos de despedida.

Con palmas de aliento fue despedido Miguel Abellán

Otra tarde gris y pumblea y con ésta van tres y nuevamente por culpa del ganado, que no sirvió para acompañar al gesto y la gesta del torero madrileño, tanto él como el público que casi llenó los tendidos de la plaza de la calle de Alcalá, salimos desilusionados del tercer festejo de la mini-feria otoñal. Si no hay toros, no hay fiesta.

Le obligaron a saludar antes de empezar

El torero de Usera, pulcro, aseado y solvente, toda la tarde incluso si no llega a fallar con los aceros en el tercero de la tarde, como mínimo hubiese cortado un apéndice o a lo mejor las dos orejas al único morlaco, que sacó casta, de noble embestida, entregado tanto con el percal como con la pañosa y al que Abellán dio no solo una demostración de pundonor, sino también de torería, tampoco le pesó la encerrona ya que cuando retornaba al pario de cuadrillas pudimos ver su frescura. Tanto cuando se deshizo el paseíllo, como cuando terminó el festejo, siendo recibido con una fuerte ovación teniendo que saludar montera en mano desde fuera de rayas y luego despedido con unos cariñosos y sentidos aplausos. Con lo que se demostró el cariño que le tiene su tierra natal. Pero no se produjo el triunfo que todos esperábamos y se fue de regreso al hotel de vacío.

Lo que salió por toriles no tuvo lo que hay que tener

Los toros de D. Lorenzo Fraile ya no son ni sombra de lo que fueron en años anteriores. La corrida salió mansa, descastada y sin transmisión alguna, eso si bien presentada, no exagerada de peso, la media en la romana fue de 546 kilos, con buenas y astifinas defensas, bonitos de lámina y pelaje, pero sin ningún fondo, con esos mimbres poco o casi nada se pueden hacer buenos cestos. El único burel que sacó la cara por su hierro fue el lidiado en tercer lugar de nombre “Bucanero”, marcado con el número 118, nacido en enero de 2010 y de negro pelaje; los demás nada de nada; de los seis, dos pitados en el arrastre, dos silenciados camino del desolladero, palmas para el primero y ovación para el tercero.

Con el buen tercero en la muleta, que no en varas, es cuando hizo lo mejor

Miguel vino a Madrid vestido de primera comunión, decidido y con ganas de triunfo, pero el torero propone y el toro llega y todo lo descompone y así sucedió toro tras toro, hasta el tercero. Abellán pudo más que sobrado al que rompió plaza. Con la franela y pese a las tandas cortas por ambos pitones consiguió que sus paisanos batieran las palmas. Envió al de La Ventana al otro barrio de un espadazo en lo alto, el cuatreño buscó tablas pero se amorcillo y cayó el aviso, tras la muerte aparecieron pañuelos, pero no suficientes y todo quedó en saludo fuera de rayas. Esperanzas tuvimos cuando saludó a su segundo, con tres verónicas de manos bajas y el remate con la media; las esperanzas aun continuaron cuando sacó al bóvido a los medios iniciando faena con la diestra con el público expectante, pero no logró conectar con el aficionado, al intentar los naturales, el morlaco piso la muleta desarmándolo y con criterio de un buen profesional, preparó al animal para la suerte suprema, pero ahí empezó el calvario, cuatro pinchazos, entera desprendida y un certero descabello. Silencio a su labor. Calidad tenía el tercero, en que se lució de forma profesional y técnica al recoger con el capote al morlaco. Brindó al paisanaje, iniciando la faena con ayudados por alto en muy buen tono, tres redondos diestros de olé, ligando y rematando con el de pecho; en la boca de riego, citando de lejos, una nueva tanda muy ligada, estallando la más fuerte ovación de la tarde, a más fue la faena con la mano zurda, rematando con un circular de 360º, epílogo toreando al natural y citando de frente. Pero toda esa magnífica labor la emborronó con el mal uso de los aceros, pese al falló a espadas, fue ovacionado a la muerte del toro. Manso, distraído y a su bola fue el cuarto, encima salió rebrincado del tercio de varas y dijo que verdes las han segado en el último tercio; Abellán echó mano de la técnica, lo toreó por la cara y pidió la espada, pasaportando a su oponente de un pinchazo hondo y dos golpes de verduguillo.   Otro manso fue el quinto, pero Miguel sacó sus recursos, estando muy solvente ante los pitones del toro, buscó eso sí las cercanías, logrando que los aficionados aplaudieran. Tomó la espada, dejando una estocada hasta las cintas, ligeramente desprendida pero efectiva. Palmas desde los tendidos. Noblón fue el que cerró festejo y el más pesado del encierro. Con el percal lo recogió y fue saliéndose de forma muy torera hasta los medios, la ovación no se hizo esperar; fue el único animal que romaneó ante el jaco en los dos encuentros. Bien el torero con la pañosa al torear por ambos pitones en buen son y tono, pero el morlaco fue perdiendo fuste y la labor por parte del torero también, algo ya cariacontecido por el resultado de la tarde, tomó la toledana para dejar una estocada hasta la bola en buen sitio saliendo muerto el de La Ventana del Puerto. Palmas para el torero.

Pero aquí se acabó la posibilidad de triunfo

Fue para mí una pena y supongo que para el resto del personal el no haber podido ver triunfar a un torero honrado y que había puesto todas sus ilusiones en esta su encerrona en la Catedral del Toreo.

Hizo el paseíllo Tito Sandoval pero no actuó, su toro se fue al picador reserva

De todas las cuadrillas fueron aplaudidos más de uno de los banderilleros: Roberto Martín “Jarocho”, Domingo Siro, Raúl Ruiz y José María Tejero.

Actuaron como sobresalientes, José Luis Gallego, a quien permitió un quite en el quinto, y Salvador Ruano.

Para mañana y como cierre de la Feria de Otoño, los toros de Adolfo Martín, para: Uceda Leal, Diego Urdiales y Serafín Marín, que Dios reparta suerte.    

Fotos: Nadlleli Bastida