Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Segunda de la Feria de San Miguel. Toros de Daniel Ruíz (1º y 2º), Juan Pedro Domecq (3º y 5º) y Parladé (4º y 6º) para los diestros El Cid, Sebastián Castella y Manuel Escribano. Manuel Escribano ha cuajado dos actuaciones plenas de variedad, firmeza, seriedad, valentía y disposición esta tarde en Sevilla. Dos toros recibidos de rodillas en la puerta de chiqueros, seis pares de banderillas emocionantes y rotundidad con los aceros han contemplado la actuación de un torero que ha ofrecido la versión más completa de su repertorio y que ha mostrado que la madurez y el buen momento que atraviesa son las bazas de un torero poderoso que ha dado una gran tarde de toros llenando de contenido y dando sentido a todos los tercios de la lidia. Manuel Escribano recibió a portagayola a su primer toro de Juan Pedro Domecq, un animal con buena condición al que saludó con buen aire en el toreo a la verónica. Cuajó un emocionante tercio de banderillas con arriesgadísimos pares por los adentros para cerrar sentado en el estribo levantando al público sevillano de sus asientos. Con la muleta comenzó una importante faena en la que destacaron los pases cambiados por la espalda. Cuando todo apuntaba a triunfo grande el toro se derrumbó. Labor meritoria e importante de Escribano que nada pudo hacer a partir de ese momento. Mató de una gran estocada lo que le valió la fortísima ovación del público sevillano. Se marchó de nuevo a la puerta de chiqueros en otro alarde de compromiso y disposición. Meritoria y valentísima espera ante un toro que se le paró sembrando el miedo en los tendidos. Seis años y altas dosis de genio contemplaban al de Parladé con el que Escribano cuajó un tercio de banderillas de riesgo. En la muleta se fue agriando y desarrolló sentido en una actuación en la que se libró de milagro y, a pesar de los continuos intentos, tuvo nulas opciones. Un nuevo estoconazo que tiró al toro sin puntilla fue el preludio de otra fortísima ovación. El Cid: Silencio y Silencio Sebastián Castella: Ovación y Silencio. Manuel Escribano: Ovación y Silencio.
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