Increíblemente, la feria taurina de Huamantla concluyó con final feliz. Dicha feria tuvo dos capítulos que asustaron a los aficionados. En el primero de ellos -al que no asistí- se puso peliagudo el asunto con un encierro campechano en hierros, trapío y bravura. El canal 11 de televisión del politécnico, proyectó imágenes de la faena de un torito de Coyotepec. El animalito era propiedad de José Ángel López Lima quien fue el empresario de Huamantla. El juez de ese festejo fue Alberto Vázquez. Mucha gente se decepcionó y de plano no concurrió al segundo capítulo. Salvadota que se dieron. El clímax del pánico se vivió en ese segundo acto escenificado el 14 de agosto en un festejo nocturno, ahora conocido como ¡la corrida de las sombras!, ya no de las luces. La gente salió de la plaza molesta, enfada, frustrada, por la tanteada que le dieron. La empresa y la ganadería de Guanamé interpretaron los personajes de malosos, el juez fue Manuel Ruiz. El asunto de las dos primeras corridas no sólo se trata de la dignidad de la tauromaquia, ni de abollar la cultura taurina; trincaron a los que pagaron boleto, la empresa les dio menos de lo prometido. No sólo son mentadas a la fiesta, incumplir lo que se ofrece, se llama fraude. Los datos del Indultado Total que, en la tercera corrida tampoco se llenó la plaza muchos se esperaban otro petardo y de plano no fueron al coso La Taurina. Buena cantidad de los visitantes que llegaron a la huamantlada se metieron a la corrida.
El panorama cambió. Se jugó un encierro de García Méndez con toros que, en su mayoría, tenían buena presencia, de los cuales destacaron tres por su buen juego y bravura. El primero, al que le dieron arrastre lento; el tercero, al que su matador lo mandó castigar abusivamente desde el caballo y el quinto que le perdonaron la vida. El Indultado El tema de los indultos es polémico. Un toro que sólo recibe un puyazo y que se aquerencia en tablas en el tercio de banderillas, según yo, no debería ser indultado como sucedió con el quinto de la tarde.
Sin embargo, Universitario, fue extraordinario en el tercio de muleta, era muy emotivo; se arrancaba de lejos metiendo la cabeza con clase, transmitiendo emoción. El pupilo de don Hugo García Méndez, embistió cada vez que José Luis Angelino le presentaba el trapo rojo. Angelino realizó una gran faena, aprovechando cabalmente al burel. El Zapata, por su parte, sigue embalado, ha dejado de ser el torero que se le caían las faenas después de las banderillas. El que abrió plaza y el cuarto, fueron astados diferentes, uno de buen recorrido, el otro con problemas; en ambos se le vio solvente a Uriel, toreando con gusto. José Luis Angelino, quien toreó al indultado Arturo Macías mandó a Javier Prado a acabarse al tercero de la tarde en la suerte de varas, el toro mejor presentado del encierro; le dieron tres puyazos en una reunión, claro que el burel lo resintió, aun así tuvo buenas embestidas. El diestro hizo desplantes poniéndose cerca cuando el morito prácticamente agonizaba, nunca faltan los que se la creen y lo aplauden; el matador Macías parecía más atento de la música que de otra cosa.
Los palos dados por la empresa, dados están. Por lo menos una corrida se salvó, hubo final feliz. Foto 2, Juan Ángel Sainos. Resto, Gabriel Reyes Labra.
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