Ante una entrada que se mantiene relativamente en comparación con el domingo anterior (unas 4 mil personas) se lidió un encierro de D'Guadiana, disparejo en presentación y comportamiento. Destacó el corrido en 4° turno, que recibió un excedido arrastre lento.

El rejoneador Joaquín Gallo: pitos
Paola San Román: división de opiniones tras un aviso
Jorge Diddier: silencio
Rodolfo Mejía El Tuco: al tercio con división de opiniones
Ángel Lizama El Papo: al tercio
Emilio Macías: leves palmas

Los Forcados Hidalguenses fueron ovacionados con fuerza, incluso al abandonar el ruedo, a pesar de haber intentado hasta en 3 ocasiones la pega al astado de rejones sin conseguirlo.

Saludó en el tercio Diego Martínez por su labor en banderillas con el 4°.

Los seis toreros de esta tarde se han ido de vacío para su casa, y no ha sido necesariamente por falta de materia prima. Cierto es que el encierro de D’Guadiana (antes Jesús Cabrera) no ha sido un compendio de virtudes, pero tampoco lo opuesto. En la balanza podría incluso ganar las cualidades en pro de los toreros, que los defectos. Salvo el corrido en quinto sitio que parecía tener un defecto en la vista o deficiencia física, el resto han dado opciones, a pesar de que les ha faltado casta. En otras palabras, han tenido más “toreabilidad” que complicaciones. Movilidad con poca clase, distraídos con nobleza –el sexto, sería tal vez el más enterado-, mansos que en términos generales se empleaban ante los envites.

 Abrió plaza un joven a caballo, con una propuesta como rejoneador charro. Sus “innovaciones” (montar a pelo, encelar a los astados con un sarape) podrían tener validez si tuviera los básicos conocimientos de la lidia, si su monta tuviese también los mínimos de cadencia y donosura y, su manejo de los caballos fueran sólidos y finos. Es inconcebible que La México se atreva a acartelar a alguien que no sabe de terrenos, de procedimientos, de la liturgia. El joven Gallo se había ya presentado el serial anterior, y se pudo tomar o como una mala broma, o como un gran lapsus, pero repetirlo es ya una señal inequívoca de, como va esto. Y así, así, simplemente no puede haber nada.

Una total incoherencia ha sido su labor. Ante esa descomposición saltaron al ruedo algunos integrantes del grupo de Forcados Hidalguenses. Ya al romperse el paseíllo se había recordado a su líder, Eduardo del Villar, fallecido recientemente por una cornada. El de D’Guadiana estaba entero en cuanto a fuerzas y sometimiento. Con un amor propio, más que mera afición, los forcados intentaron la pega hasta en tres ocasiones. No lo consiguieron. A cambio, se llevaron tres palizas que recordarán físicamente por varios días.

Una tarde de muchas sensaciones para los Forcados Hidalguenses

Llevábamos cerca de una hora ahí sentados. Se nubló casi de un momento a otro y comenzó a llover. Más tardó en que pasáramos del primer arrastre a que saliera el segundo que éste, se estrellara en el primer burladero y se partiera el pitón izquierdo desde la cepa.

Con el segundo bis, Paola San Román, el nombre que más certezas nos ponía en este cartel, tuvo quizá la comparecencia más desafortunada que le hemos visto. No pareció nunca encontrarle la lidia, a un animal desproporcionado, joven y discreto, que se distraía, pasaba, pero había que aguantarle. La queretana nunca se vio confiada y puede que hasta fuera de sitio. Algo tuvo que ver el viento, pero no la mayor parte.

Desconfiada, sin tenerlo claro se vio a la queretana

El tercero para Jorge Diddier, también discreto, joven, con tendencia a distraerse y pasar sin clase, puso en evidencia el panorama de la gran parte de la novillería mexicana. Un trasteo sin un por lo menos un puñado de los ingredientes que permitan plantear, sostener y rematar algo. Muchos pases, muchos pasos que se diluyen por falta de algo consistente. Y es que es verdad que muchos de estos jóvenes se vestirán de luces unas cinco veces al año, tal vez; como también queda expuesto que en las escuelas taurinas hace falta enseñarles mucho más que esas faenas de efecto.

Sustancia además de técnica han de aprender

La reiteración de ello se dio en el siguiente turno. Rodolfo Mejía El Tuco tuvo en suerte un novillo que sin duda remembraba la divisa y antiguo nombre. Casta, nobleza y calidad, en buena medida, suficiente las primeras, para que ambos picadores fueron echados a tierra. En consecuencia, los del castoreño se autoindemnizaron, pero el animal, mejor presentado que los anteriores, aguantó hasta el final la saña.

El Tuco, un muletazo sabroso, hondo, un par de tandas más o menos templadas al inicio de la faena de muleta entre echar las rodillas a tierra y caer en la tentación de las dosantinas como solución infalible para vender pronto y fácil. Cómo no hacerlo si en la escuela taurina no falta el maestro que les aconseja vender, cual si se tratara de montar un puesto en el mercado y ponerse a gritar pásale, pásele, barato, barato.

El efectismo paga muy poco en realidad

Ángel Lizama se fue a los medios para recibir de rodillas –otro más-, al quinto. La sorpresa fue que el animal parecía no ver bien y/o probablemente estar enfermo. De salida, apenas topaba a las telas y acudía mejor al citársele con mayor distancia. Además, lo que le quedó de vida, lo pasó quejándose. El Papo, pidió los palos y no le faltaron las cortas. Luego con la muleta estuvo por ahí de cinco minutos delante, intentando algo, quizá algo más solo quitárselo. Efectivo fue con el acero y agradeció las palmas al volver camino al burladero cuando fue por la montera que había dejado en prenda.

Pocas ideas para resolver más que solo hacer algo

A pesar de su juventud y su verdor en escena, Emilio Macías realizó el trasteo de más consistencia. No el más lucido, si no, en su medida, el más entendido, aunque al final, sí le faltó alcanzar a someter al astado. Ese sexto exigió más por raza; no gratuitamente fue volteado de fea manera. Rubricó con un volapié entregado, lo que en conjunto merecía bien una salida al tercio.

Desafortunadamente, tras tres horas y media de festejo, con la lluvia que no alcanzó a ser muy molesta no cesó, el público no se entretuvo más.

Ya volverá en la temporada

*Fotos: 1: Nadlleli Bastida, 2,3,4,5 y 6 Luis Humberto García.