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La presencia del ganado de Miura (ganadería con 172 años de antigüedad – 1842), luego de nueve años de ausencia en Madrid, suscitó un gran interés en el aficionado que, llenó las aposentadurías del Coso de La Ventas, hasta leer en boleterías el “No hay billetes” y, siendo la última corrida de la Feria de San Isidro 2014, resulta todavía mucho más interesante. Sin embargo, luego de lo que se ha visto durante los 31 días de festejos -a día seguido- hace que uno se pregunte ¿fue por el ganado o por los toreros?, ya que, nunca antes –con toreros que no fueran figuras- ocurrió ese tipo de acontecimiento. Yo, en forma personal, considero que el prestigio de la ganadería tuvo mucho que ver, aunque la mayoría de los aficionados, no ha logrado entender, el gran mérito de los matadores que lidian estas ganaderías llamadas duras. En otras palabras, se acostumbraron al “mono encaste” (que pasa cien veces como carretilla), mientras que, los toros encastados de las ganaderías llamadas duras, cada minuto generan nuevas dificultades para el torero.
Cinco de los seis astados de la tarde, fueron de esa centenaria ganadería y, un sobrero, de la ganadería de Fidel San Román que, fue uno más de los malos toros de otras tardes. Los toros de Miura tuvieron mucho trapío, lo que levantó exclamaciones en los aficionados. No tuvieron el peligro de otras camadas anteriores pero, como tienen la casta de siempre, son astados que aprenden con muchas facilidad y, por ello, si el matador les da ideas que no deben, se tornan cada vez más peligrosos y difíciles. En uno de los bureles que fueron lidiados, se pudo observar también, el famoso “cuello de fuelle o de acordeón”, como se lo conocía en el siglo pasado. Es decir, que alarga el cuello, tratando de cornear al torero. La mayoría de ellos trasmitieron riesgo y, por ende, emoción en los tendidos. Con esos toros, es difícil ligar las faenas, lamentablemente, esto no entienden muchos de los aficionados.
 Hubo buenos muletazos de Castaño, pero véase cómo el toro derrota por arriba Desde mi domicilio y, a través de la televisión, en la mitad del mundo, pude mirar toda la corrida y con detenimiento y, observé un festejo muy interesante. A Rafael Rubio “Rafaelillo” no lo ví como en otras ocasiones. Estuvo apagado y sin mucha gana. Javier Castaño, estuvo bastante mejor que en su presentación anterior y, dejó ver cosas muy toreras en su primer toro (segundo de la corrida) que fue el mejor de los toros de la tarde. Serafín Marín, mostró lo poco toreado que se encuentra, ya que, conjuntamente con Rafaelillo, torean muy poco cada año. Siempre será grato el espectáculo profesional que brinda la cuadrilla de Castaño pero, esta tarde, hubo también buenas actuaciones de otros subalternos de las cuadrillas de los restantes alternantes. Al final, aunque no se cortaron orejas, fue una corrida interesante y de notable importancia.
Como con esta corrida, se acabó la Feria de San Isidro 2014, yo también me voy. Deseo agradecer a todos los aficionados que han leído el espacio “Visto por la Tele” y, Dios mediante, espero estar con ustedes el próximo año.
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