|
Tras un mes de toros continuado, hoy decimos adiós a la Feria de San Isidro 2014. Se acabó el mundial del toreo, el ciclo taurino más importante de la temporada. A partir de ahora, llega el tiempo para descansar y volver a la rutina, y también para reflexionar con lo ocurrido cada tarde en el ruedo. Pero ya habrá tiempo para hacer balance y decir que nos ha parecido esta isidrada. Y es que aún nos queda un último cartucho en la recámara. Y no es otro que la corrida de Miura, la encargada este año de poner punto final al abono. Sí, tras nueve años de ausencia, regresa a Las Ventas una de las divisas más reconocidas, y al mismo tiempo temidas del campo bravo. Miura, una leyenda; historia viva de la fiesta por ser uno de los hierros más antiguos y con más fama, popularidad y prestigio de la Tauromaquia. Por otro lado, los Miura son guardianes de un tipo de toro, de un encaste, tan singular como único. Un toro inconfundible por su morfología y comportamiento en el que se funden las sangres de la casta Cabrera y Gallardo. Y, como no, el toro de Miura es uno de los más esperados y seguidos por los aficionados más duros y exigentes, aquellos llamados "toristas". Y Madrid ha estado huérfana de la leyenda durante unos años que se han hecho demasiado largos. Las expectativas son muy elevadas, pero bien es verdad que el juego de esta vacada es siempre una incógnita. Igual puede salir ese encierro duro, geniudo y peligroso que forjó la leyenda; que también puede lidiarse uno tan noble como descastado. Foto archivo La terna deberá hacer frente a las dificultades que plantee la corrida que, probablemente, serán muchas. El murciano Rafaelillo será el encargado de abrir plaza. Única tarde este año en la feria de uno de los matadores más acostumbrados a las corridas más duras y serias. Es un especialista, pero a muchos no nos convence su manera de hacer frente a los problemas que puedan plantear astados como los "miuras" de esta tarde. Vuelve, para cumplir con su doblete en el abono, Javier Castaño, todo un especialista en este tipo de hierros y, en particular, en esta ganadería. El año pasado (y parece que este también), Castaño mató toda la camada de Miura. Ahí queda eso. Lo malo es que el salmantino no llega precisamente en un buen momento. Otro que regresa a Madrid (como Miura) es el catalán Serafín Marín que, aun no siendo tan habitual en este tipo de corridas, ya ha tenido que anunciarse con unas cuantas porque no le ha quedado otra. La situación es la que es y los pocos huecos que se abren en las ferias suelen darse en festejos de esta índole.
Toros de Miura, bien aunque desigualmente presentados, muy serios y ofensivos; y de juego desigual, aunque complicado y descastado. Alguno noble, de mejor juego. Rafaelillo: silencio y palmas Javier Castaño: ovación y silencio Serafín Marín: silencio y saludos
|
|