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Los tres tercios de la lidia de un toro bravo son: el tercio de varas, el tercio de banderillas y, el tercio de muerte. Tanto así, que a quienes profesan esta maravillosa profesión, se los conoce como “matadores de toros” pero, mientras miré a través de la televisión, desde mi querido Quito -en la mitad del mundo- la corrida de este día, encuentro que, a Manuel Jesús “El Cid”, al parecer se le ha olvidado, ya que, en ninguno de sus astados, pudo cumplir con el último tercio en buena forma. No deseo analizar lo que hizo en cada uno de sus toros pero, si puedo decir que en su primer toro, un astado con clase y calidad, pudo haberle sacado mayor provecho y, si mataba bien, seguramente, que se lo pudo haber mirado, dando la vuelta al ruedo llevando una oreja en sus manos. Pero no, por el contrario, lo miré desganado y, en la “suerte suprema”, totalmente mal. “El Cid” expresó luego en la entrevista a Canal Plus Toros, “que se sentía satisfecho” pero, creo que hay que completar la lidia con la muerte bien ejecutada del burel.
 El Cid con espada o sin ella? Foto: las-ventas.com Para quienes vivimos en este maravilloso país como es Ecuador, en el nuevo continente, sentimos que estas cosas sucedan pues, en lugares tan emblemáticos de nuestro terruño, como es la capital de la nación, luego de la malhadada consulta popular del 7 de mayo del 2011, ya no se puede matar a los toros en la arena, por lo que, aquí solo se puede realizar parodias taurinas. Ventajosamente, todavía tenemos ciudades como: Latacunga, Ambato, Riobamba y Valencia, donde sí se puede y se podrá matar a los astados en la arena. O en otras palabras, realizar festejos taurinos a la usanza española.
El festejo me gustó porque hubo por lo menos tres de los seis toros buenos. Daniel Luque estuvo bastante bien en sus dos toros, aunque el primero fue el mejor pero, mucha mejor faena fue la de su segundo, ya que consiguió una buena faena, pese a la serie de dificultades que tenía. Sin embargo, pudo matar en mejor forma y, salió por la puerta grande en hombros de los aficionados. En lo que se refiere a Juan José Padilla, el ganado no era bueno para que él pudiera destacarse. Lamentablemente, siempre hay “garbanzos negros” en todas las corridas. Eso sí, nunca olviden que, el torero que quiere triunfar, tiene primero, que aprender a matar a los astados.
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