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Se dice que el valor de una oreja en Madrid no tiene par en más que otra oreja en Madrid. Y cuando se dice Madrid, se habla de Las Ventas. Bajo esa sentencia, hoy, la primera conclusión lógica es que Alberto Aguilar tendría que ser uno de los toreros más cotizados del mundo.
Una oreja en Madrid Se decía que cortar una oreja en Madrid podía resolverle a los toreros dos cosas: la temporada y una vida digna en adelante. En materia económica no sé si las orejas que, tarde a tarde ha paseado este torero madrileño en el ruedo venteño, le estén redituando para una vida cómoda, como tampoco si le estén significando honorarios a la alta, acordes justamente con el valor que se les otorga.
Por cuanto a eso de resolver la temporada, podemos echar la vista atrás en un aspecto. Durante dos años, de 2010 a 2012, fue apoderado por Simón Casas. Luego, entre septiembre de 2012 y agosto de 2013, anduvo de la mano de José Antonio Campuzano. A partir de septiembre 2013 pactó con Antonio y Fran Vázquez.
Sin embargo, ha quedado patente que ha sido Aguilar -Alberto-, quien ha dado argumentos a sus administraciones. Cuatro años en los que, incluso bajo el abrigo de quien habría podido llenarle la agenda, el torero ha sido su propia base. Una y otra oreja en Madrid, encabezan a las muchas ganadas en Francia, donde se encuentra semejanza con la seriedad que reviste la cátedra del toreo. Y no se trata de desestimar las tareas de los apoderados.
Una y otra oreja en Madrid parecieran no darle aún lo que se supondría el ideal, estar en el circuito con las figuras, matando solo los hierros de supuesta élite, mandando en los carteles y no sabemos si tampoco en los dineros.
Otra oreja en Madrid que sí lo pone a la alza, y entre los importantes: los aficionados.
*Foto: Muriel Feiner.
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