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Nos vamos acercando al final y hoy en Las Ventas tenemos el penúltimo cartel de clavel de la feria. A falta de la Corrida de la Beneficencia, por última vez las figuras desembarcarán en el abono con el objetivo, se supone, de superar los resultados de los días anteriores. Hasta ahora, en este tipo de festejos, demasiada expectación y luego poco o nada. Y hoy, de nuevo, se llenará la plaza de guapos y guapas para ver al siempre elegante Manzanares que trenza su segundo y último paseíllo después de una primera actuación ventajista a más no poder. Y el alicantino no parece que vaya a cambiar lo más mínimo, está muy a gusto en la cómoda situación en la que se mueve. Hoy volverá, ofrecerá su imagen, su concepto, y guste más o menos, cobrará y se marchará. Y Manzanares está tranquilo pues lo que no le vale en Madrid (pierna escondida y pico descarado), en el resto de plazas le vale para cortar orejas por doquier y seguir en el candelero. Y a seguir. Otro que tampoco mantiene un idilio ya con Madrid y que, además, se encuentra en una situación un tanto más complicada es Sebastián Castella. El francés, cada día más desilusionado delante de la cara del toro, mecánico y frío llega en un pésimo momento que ya demostrado en este mismo coso de Alcalá o en la pasada Feria de Abril de Sevilla sin ir más lejos. Veremos si hoy deambula por esta senda o demuestra algo de compromiso de "figura" Foto archivo Y la gran esperanza de la tarde se llama y apellida Alejandro Talavante. Tras dejar unos de los mejores muletazos del serial en su primera tarde, el extremeño regresa con gran ambiente entre unos aficionados en los que ha vuelto a despertar el interés y la esperanza del torero que fue. Parece que es verdad que Alejandro se ha alejado de ese toreo ventajista, aliviado, fácil, moderno y retorcido de estas últimas temporadas y ha vuelto a ser el que fue, aunque bien es verdad que aún le queda para llegar a ese nivel. Pero él, al contrario que muchos de sus compañeros, sí lo lleva dentro y puede convertirse en el gran triunfador de la tarde a poco que la corrida de El Pilar embista y se preste para el lucimiento. Otra incógnita ésta última cuestión por cierto. El hierro de Moisés Fraile regresa a Las Ventas tras varios años de ausencia y convertida en una de las divisas a las que acuden de vez en cuando las figuras. Vacada antaño con un indudable fondo encastado y gran interés, la desigualdad en su comportamiento es su handicap. Veremos cuál toca hoy, pero el peligro sería que saltara una de esas muy flojas y descastadas inútiles para el lucimiento y carentes de transmisión y emoción. Esperemos que saque la casta de los grandes ejemplares de esta ganadería salmantina.
Toros de El Pilar, desiguales de presentación, discretos por delante y más grandones de hechuras, zancudos según su encaste; y de noble, pero flojo juego en general. Sebastián Castella: silencio en ambos José María Manzanares: división y silencio Alejandro Talavante: saludos y dos orejas
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