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Siempre que actúan los jóvenes novilleros, a quienes nos gusta la fiesta brava, aunque tengamos que mirar los festejos taurinos de San Isidro 2014, en la Monumental Plaza de Toros de Las Ventas, a través de la televisión, desde el otro lado del “charco”, nos sentimos ilusionados porque, en forma general, siempre se ha podido mirar cosas de esta tan peligrosa pero atractiva profesión, ya que, aunque les falte experiencia, lo que dejan ver, son apuntes de lo que pueden ser en un futuro cercano pero, sin novillos o toros bravos, nada se puede apreciar. Se dice en el argot taurino, “que el toro bravo, descubre al mal torero” pero, con tanta mansedumbre y peligrosidad, ¿cómo se puede cumplir este axioma? Gonzalo Caballero ejecutando ceñidas bernadinas en su primero Casi ¾ de la plaza para una novillada, me parece más que interesante pero, la tarde y noche fue más fría que una tarde y noche de invierno. El público estuvo esperanzado en mirar un buen espectáculo pero, por las malas condiciones de los novillos, nada pudieron mirar. Román Collado, que pronto tomará la alternativa de matador de toros, estaba furioso con el mismo por los dos astados que le tocó en suerte pues, poco o nada pudo hacer. Sin embargo, algo pudo mostrar con el temple de su mano izquierda, en el segundo de su lote. Gonzalo Caballero, por lo menos, pudo dejar ver el poder de su mano izquierda en el primero de su lote y, destellos del buen toreo que practica, tanto así, que recibió una cerrada ovación desde el tercio. Y, Posada de Maravillas, también se lució con la mano izquierda en el primero de su lote pero, hubo algo más, que el aficionado madridista si lo notó y lo aplaudió, cuando en el cuarto y el quinto toro de la novillada, sacó de apuros a dos subalternos (no de su cuadrilla) cuando terminaban de colocar los palitroques, dejando ver, que estaba muy bien colocado en la plaza.
Ante esta lamentable situación, que parecía repetirse solo con los toros, y que, ahora parece que también está en las novilladas -sobre la falta de raza del ganado de lidia- creemos que por justicia, tenemos que felicitar y pedirles que continúen así a estos novilleros que son el futuro de la fiesta brava pero, siempre y cuando, algo se haga para mejorar la raza del ganado bravo. Esa actitud que tuvieron los jóvenes matadores de novillos, es lo que permitió que uno no salga del todo amargado por lo que está ocurriendo y, por el contrario, esperamos que de alguna manera se encuentre solución al problema y, podamos vivir con la esperanza de que pronto volveremos a ver corridas o novilladas serias y con bravura pues, en caso contrario, el futuro está muy oscuro y difícil. Eso sí, los novillos no se cayeron pero, ¿creen ustedes que ésto es un justificativo?
Foto: José Luis Segovia
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