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Esta plaza de Madrid, la de nuestros días, es un auténtico disparate, un manicomio o casa de salud, como se decía. Lo mismo salen unos borricos y no los protestan, que les destrozan un toro en el caballo y no lo protestan, que un matador se lía a largarle latigazos con el capote y a darle una lidia infame hasta que se lo echan al corral y no protesta, que un señor decide pasar de puntillas por Madrid en su Tour 2014 y pierden la compostura, el decoro y la paciencia. Lo que digo, de locos. Que protestas en los primeros toros el que te quieran colar gato por liebre y te exigen que tengas paciencia y sosiego. Pero chico, se pone don Josantoniomorante a trapacear al quinto de la tarde y casi hay que ponerles una camisa de fuerza. Y ni que hablar de que terminado el festejo hasta pretendían tomar posiciones para sacudirle un almohadillazo al torero. Que le dices tú que tenga paciencia y te enchufa un sopapo que te arregla dos empastes y una endodoncia. Lo que digo, de locos, pero muy locos.
Si hasta parecía que veían en Finito de Córdoba la reencarnación de Machaquito, Lagartijo y el Guerra, a pesar de que el de Sabadell pasaba el tiempo largando tela con el capote, intentando encontrar el ombligo del mundo para que fuera ahí donde dar un muletazo, con carreritas entre trapazo y trapazo, sin encontrar en ningún momento esa inspiración taurina que precisan los artistas, los que ahora se dedican a expresar. Que alguno juraba y perjuraba que puso todo de su parte para que le echaran el cuarto para atrás y así torear al Núñez del Cuvillo que hacía de primer sobrero. Pero no creo que esto fuera posible, ni mucho menos. Eso es propio de mentes retorcidas y confundidas por la insidia.  Un natural de Talavante, al fin un natural |
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