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Tras la segunda novillada, continúan las corridas de toros a pocos días además de que irrumpan con fuerza los carteles más rematados del abono. Las llamadas figuras del toreo actual desembarcarán en Las Ventas y, con ellas, el clavel. Pero antes quedan un par de día de toreros modestos o clase media... como quieran. Hoy por ejemplo es uno de esos carteles típicos de San Isidro, sin grandes atractivos, pero con tres toreros más o menos jóvenes que deben arrear de lo lindo y pegar un puñetazo encima de la mesa para salir de la difícil situación en la que se encuentran. David Mora, Antonio Nazaré y Jiménez Fortes llegan a Madrid prácticamente sin hueco en la mayor parte de las ferias y con la esperanza de solventar la papeleta.
Mora comienza a aburrir a las ovejas y no termina de despejar las muchas dudas que se ciernen sobre él y su retorcido y antiestético concepto del toreo. Nazaré, al que aunque parezca mentira ya se le han dado unas cuantas oportunidades, seguro a poco que le metan la cara sus oponentes dejará algunos buenos naturales con la zurda, templados y de mano baja, pero... ¿algo más? ¿Volverá el sevillano a quedarse a medio, a estar por debajo de alguno de sus enemigos, a ejecutar series de tres y el de pecho en vez de aguantar cuatro y cinco muletazos para que rompa la plaza? Y por último, Jiménez Fortes seguro enseñará su valor y a poco que el toro se lo permita se subirá encima de él con ese toreo encimista que tanto le gusta, pero ¿dejará a un lado ese toreo vulgar de pases y pases al que nos acostumbra últimamente y se pondrá a torear de verdad como mandan los cánones?
En definitiva, que mucho es lo que deben hacer los tres, y poca la confianza por el momento que atraviesan. La actitud seguramente no será un problema, pero el fondo y las condiciones innatas son otro cantar.
También una incógnita es como saldrá la corrida de El Ventorrillo, antaño una divisa de absolutas garantías, pero que con el cambio de propietarios hace ya bastantes años abandonó la élite para no volver a ella hasta ahora. Hierro que en su día fue tanto del gusto de los toreros como de los aficionados y que ha lidiado grandes encierros y ejemplares en Madrid, pero que en sus últimas comparecencias ha dejado mucho que desear. Tendrá trapío de sobra la de Fidel San Román, pero el fondo que contengan dentro lo tendremos que ver a partir de las siete de la tarde.
 Deseamos que el pronóstico no se cumpla y pase de ser herido a triunfador Toros de El Ventorrillo, bien presentados, pero de poco juego en general. Mansitos y nobles, algunos se dejan en la muleta, pero sin demasiado fondo ni clase.
David Mora: silencio y silencio Antonio Nazaré: vuelta y silencio Jiménez Fortes: saludos y herido.
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