No hubo puerta grande hoy. Esa podría ser la nota de la primera de rejones en esta larga feria. Extraño es que los de a caballo no sumaran el par de orejas para salir por la puerta de Madrid a la calle Alcalá; contando además con dos de los líderes del escalafón. Y que tuvieron posibilidad sí, justamente Ventura y Hernández. Ambos podrían decir que han perdido el otro apéndice -el primero, en este caso-, por algún fallo con el rejón de muerte. 

El resultado pudo haber llegado, aunque la tarde se mantuvo con pinzas. Y no fue porque el público estuviese pendiente del futbol, por el contrario, a pesar de. Es más, de no haber sido por los caballos, se acentuaría hoy otra tarde de decepción ganadera. Que los jinetes hicieron lo suyo, sí también. Con distinto corte, Ventura y Hernández rescataron la sosería de los de Bohórquez y lograron ofrecer un espectáculo que mantuvo entretenida a la concurrencia.

Diego Ventura domina el histrionismo, los aderezos con la exhibición admirable de sus capacidades hípicas y de doma, que esta tarde se hicieron necesarios ante la falta de casta. En la plaza puede suplir, pero del otro lado de la pantalla no; especialmente si no nos hemos puesto para tener un rato diversión propiamente. Ver las cualidades de su cuadra, nos pudo mantener con más atención que ver bailar a la jaca que debutaba.

Ante la falta de emoción, con el exceso de nobleza y mansedumbre de los de Bohórquez, sin suplir con un toque bullicioso, Leonardo Hernández sacó adelante su tarde con dos lidias que a los titulares-suplentes les iba dando igual. Era el turno del extremeño cuando nos enteramos gracias al anuncio de quien conducía, cual equipo se había coronado campeón de la liga; es más, faltando quizá lo del tiempo de reposición, nos advirtieron que habría una gran celebración en la plaza. Por varios minutos se habló más de futbol como si se tratara de una emisión desde el Vicente Calderón. El maestro Manuel Vidrié, inclusive, intentó reconducir la atención al ruedo tres o cuatro ocasiones.

Sin mayores alardes que la sobriedad, nos pareció ver una tarde en la que Hernández quiso que de ponérsele un sello a su desempeño, este fuera comprometido. Además de terrenos, de procedimientos,  presentó una “nueva” manera de entrar a matar. Lo anunció en la entrevista previa, lo llevó a cabo, con el infortunio de descordar a su primero, y sin más eco, la consumó con el quinto. Ya nos dirán los más instruidos en el toreo a caballo, pero en principio, el planteamiento en palabras, nos parece un aporte más que necesario. Es más, mientras algunos de a pie, buscan y hasta perfeccionan la forma para pasar lo más lejos posible, aquí se propone, entrar de frente por primera vez y no a las vueltas.

¿Qué repercusión tendrá esa propuesta?

Esta es la primera vez que el público mexicano ve masivamente al confirmante Andrés Romero. Tal vez por ahí en algún festejo transmitido por alguna televisora autonómica, pero personalmente no. Ya veremos si en algún momento le interesa la aventura mexicana, como a sus alternantes, aunque quizá ellos no sean los más animados para volver acá.

*Foto: Muriel Feiner.