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A los lectores de este espacio les voy a proponer un ejercicio sencillo; para ello, les pediré un favor. Echen un vistazo al original o primera versión de LA PALMO..... y enseguida vuelvan por aquí. Bastará con leer los primeros párrafos o hacer una lectura rápida.
El texto fue la crónica/opinión de nuestro director la tarde en que se anunció también a La Palmosilla en la feria del año anterior. Alguno, quizá lo habrá recordado tan pronto como yo, apenas lidiado el primero de la tarde -o antes. Si el ejercicio fuera aquel de “encuentre las diferencias” quizá costaría, pero si lo hiciéramos a la inversa, encontraríamos que las similitudes son muchas. Hoy no teníamos en el cartel a un torero con el corte como el de Curro Díaz, pero sí hubo una confirmación, banderillas de matador, ninguno de la terna es de los considerados figuras, la entrada dejó huecos en los tendidos, por ejemplo. Sin embargo, lo referente al ganado del hierro titular, bien podríamos hoy ponerle un papel calca, y de no haber hecho el ejercicio, muchos podrían tomar esas líneas como originales de esta tarde.
¿Sólo coincidencia?
Si sí, malo, si no también.
 Solo metidos en los chiqueros, pero los toros, habría cambiado la cosa Porque pareciera que, todo caso, la aporreada se la lleva solo la ganadería. Pero no. El hastío ya lo pasaron quienes pagaron una entrada a la plaza, y hasta los que pasamos por la taquilla de la televisión. También los toreros, que tuvieron que dejar de lado eso de buscar expresarse, simplemente se fue perdiendo interés por sus esfuerzos. ¿Cuántos no abandonaron la plaza o apagaron la tele? Tal vez, solo Adame con el tercero, cuando el fastidio iba apenas en camino, pudo centrar la atención. Los paisanos nos quedamos, por él, por respaldo, por ser nuestro único.
Como siga la coincidencia, escribimos la tercera secuela, solo que le quitamos los cinco puntitos y le ponemos acento. Entonces no habrá esfuerzo que interese.
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