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Escribano, tras dejar un par de banderillas al quiebro y salvar el espacio, va al encuentro de Juan José Padilla y le choca los cinco. Eso ocurría a las nueve y media de la noche y era el penúltimo toro de nueve lidiados. Espacio y Tiempo. Adiós al rito.
 Era noche cerrada y el mayor espacio lo ocupaban los cabestros Llegaron los toros de La Palmosilla tras una sesión de electroshocks para dejar en Madrid un sabor a decepción y a ruindad propia de los tiempos que vive la tauromaquia. Qué pocas cosas con sentido y sensibilidad se ven ya en los toros.... Saltaron dos sobreros, uno de Torrealta y otro de González Sánchez-Dalp y el segundo demostró que era toreable y que tenía un pitón izquierdo válido para el toreo. Y el tercero de La Rosaleda también superó a su rival simplemente estando.
Juan José Padilla comenzó con su primero emborrachándose con el capote, desatao. Luego el desinterés se hizo dueño de la piedra venteña. Su segundo, un toro de González Sánchez-Dalp, valió para el toreo pero Padilla no tuvo mando en plaza y acabo por debajo del animal metafóricamente escribiendo.
Escribano, que confirmaba alternativa, se fue a porta gayola en dos de sus tres toros. Acabó la faena del primero en los medios delante de un muerto en vida y la del segundo también salvo que esta vez el muerto en vida era el respetable y no el de La Rosaleda que opciones sí dio.
Joselito Adame pero no. Multitud de pases inconexos entre sí; ausencia de ligazón y por ende de transmisión. Lógicamente el ganado no fue bravo. |
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