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Gesticulaba mucho Ricardo Gallardo en el burladero del callejón en el que estaba sentado viendo el encierro que había preparado (se supone con mimo) para su vuelta a Madrid. Y no era para menos. Aunque, bien es verdad, la discreción no es una de sus mayores virtudes… Y decía que tanto gesto no era raro porque Gallardo se cubrió de gloria con la novillada que mandó a San Isidro. Una auténtica y completa mansada, ni más ni menos, ni menos ni más. Eso fueron los seis utreros que saltaron al ruedo de Las Ventas. Aunque por saltar, alguno hasta saltó más allá. Sí, por ejemplo el cuarto, al callejón, sembrando el pánico y hasta dejando algún herido de menor gravedad. “Mimoso” debió querer ir a hacer algún mimo a su criador y sobrevoló con absoluta facilidad las tablas provocando un susto mayúsculo. Esa imagen (la de un animal que salta al callejón queriendo volver por donde ha salido) y, sobre todo, la protagonizada por el que cerró plaza (huyendo de la pelea y de la muleta de José Garrido como alma que lleva el diablo) ilustran a la perfección la sobresaliente mansedumbre que mostraron los de Fuente Ymbro. Salían ya casi rajados de chiqueros; confirmaban su condición en el caballo; y llegaban a la muleta queriendo irse, pero ofreciendo dificultades, con las caras sueltas, metiéndose por dentro y, algunos, también metiendo la cara por abajo con transmisión cuando embestían a favor de querencia. Los hubo tremendamente difíciles e incómodos para estar delante y las espectaculares volteretas que sufrieron tanto Mario Diéguez como Román así lo atestiguan.
En presentación, la de Ricardo Gallardo tuvo el trapío de una corrida de toros de cualquier plaza de segunda y de muchas de primera. Animales serios y astifinos por delante; y fuertes, movidos y rematados por detrás. Hubo desigualdades, pero en general encierro de gran seriedad.
 Por fuera, sin mácula. Por dentro, la debacle
- Bien presentado. Fuerte, con trapío. Por delante tiene seriedad aunque no es espectacular y además puede estar tocadito de pitones probablemente por haber estado astillado.
- Poco lucimiento de salida. Tiene movilidad, pero necesita atemperar su embestida.
- No es buena la pelea en varas. No termina de empujar en el peto. Le falta fijeza y clase ante el caballo.
- Empieza a mostrar debilidad, no le sobran las fuerzas.
- Novillo mansito y con poca fuerza y transmisión. En ocasiones se queda a la mitad del muletazo y se pone mirón para el torero. Mide mucho por su escasa casta.
(SILENCIO EN EL ARRASTRE)
2º: Nº 159, “Hortelano”, negro, 456 kilos, nacido en 09/10:
- Bien presentado, serio y ofensivo por delante, descarado de pitones. Bizco del pitón derecho. Expresión de seriedad, de mayor. Sale de chiqueros muy montado de los cuartos delanteros.
- Sale con gran movilidad, pero metiéndose por dentro. Hay que sacarlo para fuera e intentar ir desengañándolo siempre por abajo. Complicado.
- Manso en varas. Sale suelto y se marcha a terrenos de tablas y a chiqueros. Se repucha y muy suelto y manseando también en el segundo puyazo.
- Movilidad y transmisión de manso en el segundo tercio. Busca la querencia, aprieta hacia los adentros.
- Astado muy manso y rajado desde el principio de la faena, pero que tiene la virtud de poseer una gran transmisión cuando mete la cara. Cuando, a favor de querencia, y casi de uno en uno, se le engancha, el animal humilla y transmite. Hay que tener valor para aguantarle porque va a su aire e intentando escaparse siempre huyendo de la pelea. El trasteo se realiza en terrenos de tablas, donde el de Fuente Ymbro se siente más cómodo, donde lo pide todo.
(SILENCIO EN EL ARRASTRE)
3º: Nº 92, “Volante”, castaño ojinegro, 469 kilos, nacido en 08/10:
- Bien presentado también, serio. Enseña un poquito las puntas. Trapío de toro, muy rematado por todos lados, también por detrás.
- De salida da la sensación de poder tener un posible problema de visión porque se estrella de frente dos veces en las tablas y tiene varias reacciones extrañas. Complicadillo.
- Mansito también en el caballo, tampoco pelea ni empuja con los riñones y la cara abajo en varas. Se escapa rápido.
- Novillo sin transmisión y poca clase en el último tercio. Sale muchas veces con la cara por encima del estaquillador, desluciendo los muletazos. Mansito, con genio, áspero. No es fácil aunque tampoco lo transmite al tendido. Repone, va a peor. José Garrido tampoco consigue acoplarse con él.
(SILENCIO EN EL ARRASTRE)
4º: Nº 131, “Mimoso”, negro, 504 kilos, nacido en 09/10:
- Bien presentado. Un torito, bonito de hechuras y más colocadito de cara. Algo badanudo.
- Muestra su condición de manso muy pronto: salta al callejón cerca del burladero de matadores instantes después de salir de chiqueros. Recorre el tercio, las tablas, buscando otra oportunidad para escaparse.
- Otro manso en el primer tercio. Se va del caballo descaradamente, empuja por momentos a favor de querencia y por rabieta de manso.
- Corta en banderillas, sigue manifestando su mansedumbre.
- Novillo manso y descastado y no fácil pues suelta la cara y no es cómodo para el torero pues se defiende y no transmite esas complicaciones.
(SILENCIO EN EL ARRASTRE)
5º: Nº 136, “Rabadán”, castaño, 462 kilos, nacido en 09/10:
- También muy serio, con más cara, muy astifino. Tiene dos puntas de terror, de las que hieren de verdad. Bizco del pitón derecho.
- Suelto de salida, empieza a apretar hacia tablas.
- Mansea descaradamente en varas como el resto de sus hermanos.
- Se parece al primero del lote de Román. Otro manso con genio y movilidad al que hay que someter por abajo. Quiere escapar y estar muy cerrado, en terrenos de tablas. Transmite mucho cuando la toma a favor de querencia por abajo, pero es una movilidad mentirosa. No es casta, sino genio y temperamento.
(SILENCIO EN EL ARRASTRE)
6º: Nº 160, “Comisario”, negro, 470 kilos, nacido en 10/10:
- Un verdadero toro en todos los sentidos. Fuerte, musculoso, rematado, bajo de hechuras…por delante serio, tocadito de pitones, ligeramente bizco del derecho. La expresión le otorga todavía mayor seriedad. Cara rizada.
- Muy manso en el caballo, se va suelto, no quiere pelear en ninguno de los encuentros con el piquero.
- Corta mucho en banderillas, sobre todo por el pitón derecho, apretando hacia tablas.
- Un manso de libro que se raja descaradamente antes de que comience la faena de muleta. El trasteo se basa en perseguirlo al hilo de tablas intentando engañarlo y que meta la cabeza. Sólo huye y corre.
(PITOS EN EL ARRASTRE)
*Foto: Muriel Feiner.
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