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Hace apenas unas semanas, hablando de TOROS con un compañero, le decía que uno de los encierros que hasta la fecha más me han impactado es uno de José Escolar en Madrid. Aquello quedará aún, pero está claro que lo de hoy es para no creer en mi dicho, o hasta intentar para desmentirlo.
Ya el año pasado, el encierro de este hierro no cubrió por completo las expectativas entre la afición madrileña -y de otras latitudes-, que acude ante el anuncio de estas ganaderías. La o las preguntas son inevitables. ¿Cómo? ¿Por qué?
Sabemos que Don José Escolar Gil no trabaja para criar un toro de las predilecciones de quienes pretenden mandar, así sea mandando al matadero todo aquello que no les acople. Luego, entonces, no es de los que se vean en la necesidad de jugar con la genética para extinguir la casta a cambio de la nobleza extrema.
 Para nadie fácil comprobar el desencanto La búsqueda de esas respuestas nos ha conducido a hacer recuento rápido por el 2013, pensando que tal vez podríamos rastrear algún indicio. Pero no, lo desconcertante es que como conjunto solo lo lidiado en Madrid llevaba el camino del desencanto.
De un total de 30 toros lidiados, solo 7 fueron anunciados y estoqueados en España (seis en San Isidro y uno en la corrida desafío Santa Coloma-Albaserrada de Logroño) Los 23 restantes en Francia, entre Dax (6), Mont de Marsan (6) Céret (5) y afortunado debut en Nimes (6). Además de ello, dos novilladas completas en Collado de Mediano (6) y Saint-Server (6). Por las crónicas y reseñas existentes de todos esos festejos, de entre los 42 astados lidiados, sí salieron algunos que seguramente no dejaron satisfecho al ganadero, pero tal vez no más de uno por encierro, como también algunos muy buenos, incluso dos toros de vuelta al ruedo. El balance fuera de Madrid es bueno en general, por lo tanto opuesto.
¿Será entonces solo una desafortunada coincidencia? Se antoja difícil pensar que se ha seleccionado lo de menos posibilidades y reunirlo en un solo encierro. No solo una barbaridad, resultaría pensar que reditua apostar más en las plazas francesas que en la propia Feria de San Isidro; no solo por la parte económica.
Será que las respuestas no están en mundos recónditos, ni en intenciones aviesas, sino simplemente en un traspié con las cruzas. Será también que, como muchas cosas en la vida, ante mayores expectativas los desencantos son correspondientes. Y podrá ser también que, ante el aburrimiento que ronda la mayoría de las tardes por la falta de casta, cuando falla en donde están las últimas esperanzas, algunos se imaginan hasta en el apocalipsis.
*Foto: Muriel Feiner.
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