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Luego de dar la vuelta al ruedo con la primera oreja de la feria Juan del Álamo fue entrevistado para la emisión por televisión del festejo. Contento, desde luego, satisfecho y motivado aún más. Pero lo que lo hacía más feliz, según dijo, es haber conseguido el apéndice del toro que había brindado a su madre.
Breves habían sido sus palabras, también ante los micrófonos del Plus tras pedir permiso a usía, para dedicar la faena y muerte de ese, su primer toro en la feria, a su madre. Supimos solo que era porque la ha pasado mal de un rato para acá, pero suponemos que se debe también, dada la cercanía con el día dedicado a las madres. En España, si no me equivoco, se festeja el primero domingo de mayo, y por tanto eso apenas hace 6 días; en México, se tiene fijo el 10 de mayo, por lo que ha coincidido plenamente.
Para la madre de Juan del Álamo (Jonathan Sánchez Peix) deben ser sensaciones encontradas. Verlo crecer es su profesión, con un desempeño como el de esta tarde, debe provocarle una alegría inmensa. Esa dicha, eso tan bueno, implica al mismo tiempo, la certeza de que vendrán más tardes en las que su hijo se jugará la vida; con ello esa angustia indescriptible que viven las madres de toreros en general. Hoy mismo, debió haber vivido como nadie y primero que nadie, el júibilo por la faena que fue construyendo al primero, y tal vez sentir que se le escapaba la propia vida en la voltereta que le propinó el sexto. Pero así es como se forja la carrera de un torero.
 Un premio con una dedicatoria muy especial Una oreja cortada no desmerece ni el homenaje a la madre, ni la tarde que ha ofrecido el torero en el ruedo. Por el contrario. Y mayores premios podrá conseguir. Esos darán los buenos ratos, pero inevitabemente hay que pasar por los tragos amargos: los arropones, las lesiones y las cornadas, todo eso que a veces cala más en las madres, padres, parejas, o, son ellos quienes se convierten en el pilar para sobreponerse.
La madre de Miguel Tendero también apareció a cuadro en el previo al inicio de la corrida. Ella confirmaba esa dualidad de emociones que provoca un hijo torero. Y por ello, prefiere acompañarlo tantas veces se puedan, conjugando otros dos opuestos: la cercanía y la distancia más prudentes.
Ángel Teruel iba acompañado por el otro ángel de la guarda, Ángel también de nombre, y matador de toros. Vimos a Don Ángel Teruel en dos facetas al mismo tiempo, orientando a su hijo como padre y como profesional. No podemos decir que si día del padre hubiese estado cerca, el destino les habría hecho un guiño. Consejos desde la barrera que no pudieron tener fruto esta tarde.
*Foto: Muriel Feiner.
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