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Ante una entrada de media plaza y tarde calurosa, se ha realizado una interesante tarde de toros con diferentes matices, se lidio una corrida terciada de la dehesa tlaxcalteca de De Haro, todos cumplieron al caballo, tres complicados y con peligro, tres buenos, el sexto de gran calidad.
Rodrigo Santos: silencio en su lote
Federico Pizarro: silencio en su lote
Eduardo Gallo: palmas y una oreja
Se presentaron
también los Forcados Mexicanos logrando pegar solo uno de los toros del
rejoneador potosino Rodrigo Santos quien tuvo una decorosa actuación y
una tarde para el olvido del torero capitalino Federico Pizarro.
 Foto: Ángel Sainos
De Haro y su interesante comportamiento
Se lidiaron seis toros de la ganadería triunfadora de la Plaza México, nos referimos a la dehesa tlaxcalteca de De Haro, donde se vieron salir de la puerta de toriles 4 toros con edad y peso, y dos toros justos en la presentación, el quinto protestado por los aficionados. Los cuatro de lidia a pie, cumplieron cabalmente con los picadores, peleando y recargando fuerte. De los seis lidiados, tres toros han dejado plasmado el buen momento de la ganadería, bravos y trasmitiendo, aunque el sexto de la tarde fue débil pero con gran calidad. Los otros tres restantes dieron una lidia muy “en Haro”, exigiendo, con sentido, y pidiendo a los toreros el carnet. El tercero en lidia se rajó a mitad de la faena.
Siempre será interesante ver una corrida de toros de esta ganadería, porque el mantener una bravura en constante en una ganadería no es fácil, y máxime que esta bravura pueda ser toreable o lidiable sin llegar a ser toros con “genio” que no permitan un muletazo. Solo pediremos la próxima vez, llegar una corrida pareja en peso como nos ha acostumbrado siempre el ganadero Antonio De Haro, porque la edad y bravura siempre estará presente en esta casa tlaxcalteca.
Reconocimiento póstumo a El “Cuate” González
Posterior al despeje de cuadrillas, se ha rendido un merecido reconocimiento póstumo al gran amigo y mejor ganadero Rafael “El Cuate” González. Emotivo ha sido que la familia del ya desaparecido ganadero saliera a recibir este reconocimiento y recibir el cariño del público en memoria de tan importante personaje de la fiesta.
 Foto archivo
El rejoneador potosino se ha presentado en la corrida del día de gloria católico en la “Ranchero” Aguilar. Su primero de nombre “Regocijo” con 505 kgs. de peso, un toro alto, largo y serio, que fue aplaudido a la salida, lo recibe toreándolo a la grupa, y tras dos pasadas en falso, le coloca un rejón de castigo. El toro siempre embistió con la cabeza arriba y con las banderillas. Los de Haro aprenden, y lo tercio más de una vez. El potosino arriesgo más de la cuenta sus caballos llevándose varios sustos. Colocó banderillas largas y la “santina” creación del mismo jinete donde se coloca prácticamente recostado en el anca del caballo y clava al “violín”, teniendo mucha comunicación con el público.
En su intervención los forcados mexicanos logran una espectacular pega al segundo intento y una soberbia ejecución del rabillero al girar con gracia y valor al ritmo que el toro le marcó.
 Foto archivo
Con su segundo “Carajillo” de 515 kgs. un toro cárdeno que destacó por su bravura y su desempeño al caballo a pesar del rejón de castigo de enormes dimensiones y mal colocado que puso Rodrigo al recibirlo en el ruedo. Con banderillas largas dos al cambio ante el regocijo de los presentes. Nuevamente ejecuta la “santina” de manera espectacular, para dejar turno a los forcados mexicanos quien no tuvieron suerte hasta en dos ocasiones de “pegar” al toro. Banderillas cortas por dentro de las tablas, una de ellas al violín, el mejor por lo visto hasta ese momento. El toro se arropó a las tablas a punto de caer por el rejón de castigo inicial, al 2° viaje deja la hoja de acero, la cual no hace efecto y se baja del caballo para matar con la muleta y estoque en mano, haciéndose eterno y recibiendo hasta dos avisos y retirándose en silencio. Al concluir su participación quedamos convencidos de ver mejor los toros de esta ganadería con matadores de a pie que con rejones.
 Foto archivo
Sin cabeza e intención vimos esta tarde al torero capitalino Federico Pizarro. No era el Pizarro de otras tardes, eso nos quedó claro, algún “demonio” en la cabeza traía el torero en días santos. Sus dos toros con diferentes condiciones de lidia, el primero de ellos, “Barbaján” de 500 kgs. un precioso cárdeno oscuro delantero, con el capote no salió el poema de las verónicas, brega y lo lleva al caballo, y que bravo ha sido el toro con el picador, 2 auténticos “leñazos” recibió, castigo en demasía. Quite de Gallo por chicuelinas, respondiéndole Pizarro con otro quite, dándonos una esperanza de un agarrón, pero no fue así. La faena con la muleta, intermitente, con pasajes de clase, pero no paso más, el toro fue bueno, por el izquierdo trasmitía, por el derecho había que poderle, cuando le bajó la mano y le corrió la muleta, que hermosos pasajes de arte logro por momentos. Toreo por la cara, para terminar con 3 pinchazos en alto y una estocada tendida y delantera. Aplausos al toro en el arrastre y silencio para el torero.
Con “Gabo” de 430 kgs. y “pitado” a la salida por su justa presencia, nuevamente con el capote no se acomodó en ningún momento. Al caballo el toro recibe demasiado castigo y siempre peleo arriba queriéndose quitar la vara. Brindis emotivo a la familia del “Cuate” González. Inicia con muletazos largos sin castigar al toro, en los medios nunca logró acomodarse con el toro, faena de aliño cuando el toro le pego un “susto” y se tiró a matar, pinchazo en alto y una estocada defectuosa, para retirarse en silencio, y pasando por la mente de los aficiones volver a ver a Pizarro con una faena como la de “Gonzalero” en la México.
 Foto archivo
El torero nacido en Salamanca, España y con 30 años de edad, ha dejado una destacada actuación en el ruedo tlaxcalteca. Eduardo Gallo con escuela, poder y clase puso su nombre junto a la ganadería de De Haro. Con su primer toro “Granizo” de 450 kgs. mostroó clase con los mandiles tersos a pies juntos y un remate de pintura. Quite a la afueras para llevar al toro al caballo, bravo el toro al caballo, interviene Pizarro con un quite no aseado y sin concluirlo. Banderillas por el torero de plata Diego Martínez, dejando tres grandes pares y sacándolo al tercio la afición.
Con la muleta doblándose con elegancia y poder, le ligó series por el lado derecho con mucha intuición, pero el toro se terminó “rajando” a tablas, parando en seco la intención de hacer más faena del salmantino. Mata de un espadazo desprendido y un pinchazo hondo para retirarse entre aplausos.
Y salió “Glorioso” con 494 kgs. y marcado con el número 84, un toro negro entrepelado que rompió con el tipo de toro cárdeno claro conocido en De Haro, más con el tipo de un toro de la Laguna de hace 30 años, el cual mostro la clase que tenía cuando Gallo bajó las manos en las preciosas verónicas que ejecuto, siempre caminándole hacia adelante al toro, y dejando en los medios para una pintura un remate de media verónica artístico. Al caballo peleó con bravura, siempre abajo del estribo, y cuando salió del encuentro mostró su defecto, debilidad en las manos, el cual lo fijó más durante la faena de muleta, lo que llevo al torero ibérico a usar sus conocimientos y llevarlo siempre bien templado y a media altura; aunque la verdad, cuando bajó las manos en los muletazos a pesar que perdía las manos el toro, trasmitió un arte y una clase del toro a los tendidos, que provocó que los aficionados que llegaron al coso capitalino, se entregaran a los pies del toro y torero. A la mitad de faena, se dibujaron los más bellos momentos al pie del campanario, se fundió el arte por naturales y se plasmó la entrega con la mano derecha. Muletazos a pies juntos tersos como preámbulo al epílogo de la gran estocada que cobraría para cortar una oreja de mucho peso, y con ello decir que ¡canto Gallo en día de gloria!
 Foto archivo
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