El último festejo de la Feria de San Isidro 2013 no será recordado por una brava y encastada corrida. Tampoco por grandes actuaciones entre los tres diestros que hicieron el paseíllo. La vigésimo tercera del ciclo isidril pasará a la Historia por la soberbia labor de un picador y tres toreros de plata. La cuadrilla de Javier Castaño, como ya hizo hace un par de días en la corrida de Adolfo, volvió a poner en pie la plaza de Las Ventas consiguiendo emocionar a las más de veinte mil almas que llenaron sus tendidos. Tito Sandoval, a caballo; y sus compañeros David Adalid y Fernando Sánchez, con los palos, junto a Marco Galán, con el capote, fueron los protagonistas de un verdadero espectáculo que pasará a los anales de la primera plaza del mundo por haber dado una vuelta al ruedo clamorosa con el toro aún vivo, después del tercio de banderillas. La impresionante ovación del respetable, así como la petición de muchos aficionados, obligó a la cuadrilla de Castaño a dar la vuelta al ruedo antes de que su matador comenzara la faena de muleta. A medio camino, y también por petición de los asistentes y de sus compañeros, el gran Tito Sandoval se sumó a ese reconocimiento reservado tan sólo para las grandes ocasiones. Aunque algunos piensen que fue la primera vez, esto ya había ocurrido antes en el coso de la calle de Alcalá. Varios picadores, tras tercios de varas memorables, dieron la vuelta al ruedo para recoger el respeto y admiración de los aficionados antes del segundo o del último tercio. De igual forma, algunos grandes banderilleros hicieron lo propio después de firmar actuaciones sublimes. Lo que sí que parece que es novedad es que los agraciados con tal e inusitado honor hayan sido los cuatro miembros de la cuadrilla. Para este servidor que les escribe, la vuelta al ruedo fue absolutamente merecida. Es verdad que su actuación hoy fue desigual, pero en reconocimiento al conjunto de su feria, todos merecían esa vuelta al ruedo. Sandoval, Adalid, Sánchez, y Galán han devuelto la importancia de los primeros tercios en la lidia taurómaca. Todos han devuelto al segundo tercio, pero sobre todo al primero, al sitio que merecen. En un momento como el actual en el que el de varas y el de banderillas son tercios olvidados, meros trámites antes de la muleta, es de agradecer y es muy positivo para la fiesta el que sucedan acontecimientos como este. La lidia es, o debe ser, un espectáculo global y completo, un arte rico en matices y suertes, no reducido al último tercio y a esas faenas interminables y anodinas, que parecen las mismas repetidas hasta la saciedad. Hoy, los que se fueron de Las Ventas después de ver esa lidia completa, fueron testigos de un espectáculo completo que se producía con mucha más frecuencia en otra época y que, desgraciadamente, había sido desterrado desde hacía mucho tiempo. Algunos hablan de excesivo protagonismo y lucimiento de una cuadrilla frente a su matador, pero estos mismos parecen olvidar que Javier Castaño, no sólo bendice y apoya el lucimiento de sus peones, sino que lo fomenta con determinación. Si es respetable que haya matadores a los que no les agrade esta forma de actuar, debe merecer igualmente nuestro respeto el que haya otros tan sumamente generosos que antepongan el beneficio general de la fiesta y el espectáculo, a sus propios intereses. Hoy fuimos testigos de un hecho histórico que nos levantó de los asientos y los que se empeñan en infravalorarlo afirmando que fue excesivo y que un matador no debería permitir esto, en mi opinión, lo que están demostrando es una desmesurada envidia que les carcome por dentro, que les ciega, y que no les permite disfrutar de un momento tan mágico y torero. Y es que hoy, la cuadrilla de Javier Castaño, un picador y tres hombres de plata, demostraron ser toreros con letras mayúsculas. Y que otros tomen nota de su actitud y de la torería de querer ser los mejores y superarse cada día para hacer disfrutar al que paga una entrada y se sienta cada tarde en la piedra. Por haberlo buscado (y conseguido)...gracias.

¡Por la torería, por intentarlo, por emocionarnos!