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Tarde de Cuadris, tarde estática y estética. La nula intención de iniciar el movimiento por parte de los animales de Celestino Cuadri ha marcado la tarde y ha definido los espacios como estáticos; y estética por la presentación de los toros que ha sido incluso aplaudida por la plaza. Pero la presencia sin esencia no sirve de nada.
Y esencias. Hoy ha ocurrido algo tremendamente extraordinario en la denominada primera plaza del mundo: Una cuadrilla entera, la de Javier Castaño ha dado una vuelta al ruedo tras el tercio de banderillas entre vítores y una cerrada, sentida y atronadora ovación. Y se lo merecen ¡vaya que si se lo merecen! Por hacer sentir el toreo, por honrarlo, por hacer de la fiesta una Fiesta, por querer y por poder. Primero Tito Sandoval al caballo ejerciendo su labor con sapiencia y gusto; luego David Adalid entrando con los garapullos sigilosamente para dejar pares intensos y en la cara de unos toros que no dan ventajas en esta suerte tan viva en el día de hoy; y paso a paso Fernando Sánchez hacia el toro en marcha militar acompasada a ritmo binario y poniendo los rehiletes arriba; y Marco Galán poniendo a los toros en suerte y lidiando con pulcritud y torería. Una lidia perfecta que llegó al tendido de manera fugaz y sentida. Orden en la fiesta. Orden real y con un único propósito que no es otro que preparar al toro para que el matador con la muleta vea todo claro y tenga la suerte de su lado. Castaño, a quien le honra el dar equilibrio e importancia a su cuadrilla siempre estuvo en su sitio y ninguno de sus dos toros le movió. Delante de su primero, un toro sosón, se pegó un arrimón de aúpa y con su segundo, un toro que nunca humilló, y que no sirvió para el toreo bonito, Castaño lo intentó a media altura y siempre en el sitio hasta que todos dijeron basta.
 David Adalid, torero desde que coge los palos Fernando Robleño pechó con un mal lote. Insistió en su primero hasta que acabó literalmente debajo de los seiscientos veintiocho kilos de toro. Espacio intensamente cerrado y angustioso. Con su segundo también se arrimó pero no pudo ser.
Bolívar tampoco tuvo toro y acabó la tarde por fuera y abreviando.
Una tarde diferente, una tarde de lleno para ver toros y toreros. Una alegría dentro de una fiesta que se niega a caer.
Y la despedida de la feria de San Isidro 2013. Un año más, una feria isidril más en la que nosotros, Opinionytoros, seguimos tan vivos y tan taurinos como siempre. Gracias.
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