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Como colofón de la Feria de San Isidro del presente año y, lidiándose astados de Celestino Cuadri, por los matadores de toros Fernando Robleño, Javier Castaño y Luis Bolívar, durante la lidia del quinto toro de la tarde, y por pedido multitudinario de la afición taurina que llenó el coso de Las Ventas, la cuadrilla de Javier Castaño dio la vuelta al ruedo, mientras todos los aficionados de pie, ofrecían una sonora y cerrada ovación, dando muestras de respeto a los toreros, porque al fin, pudimos ver una lidia con los tres tercios completos.
 Lo vieras desde donde lo vieras, se presenció un hecho histórico Quienes hemos tenido la suerte de mirar a través de la pantalla chica de la televisión, desde la hermosa ciudad de Quito, orgullosamente capital de todos los ecuatorianos, hemos disfrutado de la lidia de este quinto astado de la tarde de principio a fin, queriendo estar en las aposentadurías de la plaza misma, para gritar y de pie zapatear, como en realidad lo hemos hecho a la distancia, mientras Tito Sandoval entregaba en la arena, una clase práctica de cómo se debe cumplir con el tercio de varas, mejor conocido como primer tercio de la lidia. Realmente sensacional, ya que, desde hace mucho tiempo, a la suerte de varas casi no se le toma en cuenta.
En el segundo tercio, llamado también el tercio de banderillas, que categoría de David Adalid para colocar los pares de palitroques, llegando como los buenos, para realizar el embroque y, dejar sin respiración a los asistentes. Qué decir de su compañero Fernando Sánchez, quien para no quedar atrás, igualmente demostró lo que un valiente hace, frente a las adversidades. Y, he dejado para el último, a Marco Galán, quien poniendo el texto mismo de cómo lidiar a un toro en cualquier ruedo del mundo, ha colocado a los toros en sitio, para que sus dos compañeros, hagan maravillas con los rehiletes. El último tercio le correspondió a su matador, quien cumplió en gran forma ante el manso y soso animal que, estuvo a punto de quitarle la nariz de la cara. Lo único que Castaño debe entrenar y entrenar, es a usar la Toledana.
Dentro de la gran alegría que me han dado estos subalternos españoles, si no destaco algo, que si debo hacerlo, aunque le correspondió a Fernando Robleño. Qué estocadón nos entregó en el cuarto toro de la tarde, como para tomarlo en cuenta para la premiación de la feria isidril.
Con esta nota – desde la mitad del mundo – me despedido de esta sección y de nuestros lectores, agradeciendo su atención en toda esta extensa feria. Y la gratitud imperecedera, por haber leído estos apuntes.
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