|
Como todos los días, a las 12h00 (hora de Ecuador), me aprestaba a mirar a través de la pantalla chica de la televisión, la penúltima corrida de la Feria de San Isidro del 2013 y, luego de haberla visto en su totalidad, si puedo hacer un pequeño análisis de los resultados de la misma.
Confirmó alternativa Pérez Mota, padrino Antón Cortés, varios años ausente De los tres toreros, dos de ellos volvían al ruedo luego de varios años de ausencia. Antón Cortés y Manuel Pérez Mota, éste a confirmar pues solo lo pisó de novillero, quienes mostraron en el ruedo, lo poco toreados que estaban pues, la ausencia de actividad, aunque no parezca verdad, hace perder muchas condiciones en la práctica, lo que se convirtió en la primera presión de estos matadores. No así Rubén Pinar que, pese a no estar en permanente actividad, algo más se lo ha visto en distintos cosos de España.
Comenzó la corrida con un sol en todo lo alto pero, al decir de quienes llevan adelante la trasmisión de la corrida, a través de Canal Plus Toros, el frío se apoderó del ambiente, terminando los aficionados, refugiados en sus abrigos y chompas diversas. Pero, lo que todos vimos durante las faenas, fue el viento que sopló en la plaza y, que según se informó, el viento regular tenía una velocidad de 22 km/h (brisa moderada) y, con ráfagas de 47 km/h (ventarrones).
Esa nueva presión que recibe el torero, a más de ser un enemigo directo para impedir el desarrollo normal de la lidia, se pudo observar con mayor precisión cuando toreaba Rubén Pinar, quien fue levantado por el astado en el tercero de la tarde, felizmente sin consecuencias que lamentar. Y, era también palpable, cuando los otros alternantes, tenían dificultades enormes con el viento, al no poder armar bien la muleta y, quedar descubiertos frente a la cara del astado.
Sin embargo, si a eso añadimos como presiones para el torero, los toros mansos, descastados e, incluso, algunos peligrosos y con pitones descarados y, lo que significa torear en Las Ventas - la primera plaza de toros del mundo por su importancia - vayan ustedes a saber siquiera, lo que sentían los tres hombres que, enfundados en sus trajes de luces, hacían todo lo humanamente posible por salir adelante. Y, sin embargo, a todo lo anotado, todavía en las aposentadurías de la plaza, existían aficionados que pitaban lo que hacían los valientes toreros frente a sus enemigos. Bien dijo alguien, el peor enemigo del torero, es el público aficionado.
|
|