Caminaban tristes varios conspicuos aficionados del 7 antes de la corrida, charlando amargamente sobre cómo los taurinos intentan siempre “hacer de su capa un sayo”, como dice el sabio refrán. Y es que uno comentaba esta mañana cómo tras aprobar finalmente por los pelos cuatro toros de Jandilla, la empresa se había evitado tener que devolver los boletos, ya que si sólo hubiesen aprobado tres, como marca el reglamento, sí hubiesen tenido que reembolsarlos, con las consiguientes pérdidas economicas. Y otro “sabio” del tendido 7 aseguraba que habían pasado varios anovillados que sólo tenían algo de cara pero que la presidencia (hoy don Julio, aunque le tocaba a don César) había bajado el listón de exigencia al aprobarlos, tanto para los titulares como para los remiendos. “Pero ¿tanto poder tienen los “choperitas”? “, se preguntaba un tercero ingenuamente. Pues, por lo que pudimos ver, la conclusión es que sí.

Finalmente aprobaron dos de El Torreón como sobreros, aunque al primero de ellos pudimos verlo al tener que sustituir al inválido remiendo de Las Ramblas que hacía segundo. Por cierto, don Julio se aguantó la sustitución al máximo, aunque toda la plaza lo pedía ruidosamente tras perder las manos varias veces. Sólo cuando Jiménez Fortes intentó hacer su quite reglamentario tras el segundo simulacro de vara y el torete rodó por el albero sacó el pañuelo para la salida de los mansos de Florito y con los que volvió a perder las manos antes de volver a chiqueros. Las miradas de Daniel Luque al jovencito malagueño fueron exterminadoras... por haberle cambiado el guión. Y todo el 7 gritó al unísono “Fuera del palco” a don Julio. Algunos orejistas (tanto claveleros como isidros) se enteraron entonces que fue el mismo presidente que había negado la salida a hombros unos días antes a Aguilar y se unieron al coro. Más tarde, tampoco sabemos muy bien cómo se pudo aprobar el sobrero. Mal empezaba la cosa, en cuanto al ganado, pero no mejoró posteriormente. Y los conspicuos del 7 seguían insistiendo en que esta empresa debe comprar los toros en las rebajas y en los saldos, porque si no no se explica este desastre, una tarde tras otra. Y los del Centro de Asuntos Taurinos, que podrían exigir a la empresa, mirando para otro lado. Y a la afición que paga a-jo y agua.

Toda la corrida debió ser devuelta al corral, o ni siquiera salir de la dehesa

“El Fandi” tiene mala suerte con las banderillas en esta plaza. Al primero de la tarde le puso tres pares distribuidos a lo largo y ancho de toda su anatomía. Ni siquiera fue capaz de dejarlos “reuniditos”. En el segundo par se quedó, tras pasarse medio cuerpo del toro, a gran distancia en el embroque y le lanzó los palos... a la barriga. Un desastre y un espantoso ridículo. En el 7 hubo rechifla general. En su segundo toro resolvió la cosa con dos “moviolas” y un “violín”. Remató a los dos toros con el numerito habitual de pararlos corriendo hacia atrás tocándoles la testuz. “¿Esto es torería? ¿Esto es torear?”, se preguntaban los del 7. No sabemos si será porque se pone nervioso en Madrid pero da pena pensar que este hombre llene casi todos los cosos de incondicionales y sea el que más corridas toree al año. Si estas maneras son las que gustan a los públicos de las ferias se demuestra la decadencia de la fiesta. En cuanto a capote y muleta estuvo vulgar y pesado. Eso sí, estuvo muy activo toda la tarde como director de lidia y atento a los quites en los momentos de apuro de los subalternos. Es de justicia reconocerlo.

Daniel Luque entró por tercera y última vez en los carteles de la feria. Nadie sabe por qué ¡Ah! que su apoderado es Simón Casas, de la empresa Taurodelta, la adjudicataria que lleva la plaza de Las Ventas de Madrid. Ya sabemos, pues, la razón, es barato y va protegido. No ha dado ni una vuelta al ruedo en sus seis toros. Buen balance, sí señor. Otro vulgar “pegapases” que terminará en el olvido. Por decir algo positivo, digamos en su favor que era el mejor vestido de la terna.

Jiménez Fortes por ahora está “protegido” por un sector del periodismo, Molés incluído. Es un proyecto a medio plazo y aunque se le está incluyendo en algunos carteles de figuras (suponemos que si lo hacen es porque aún no es molesto), sus carencias técnicas de dominio son muy notorias cuando enfrente tiene a toros encastados. Los de hoy eran descastadísimos y como llegaron “marmolillos” a la muleta pudo darse dos arrimones, intolerables en esta plaza, sobre todo por los del 7, que le recriminaron su tardanza en despacharlos. Aquí no queremos que se pague por cantidad sino por calidad. Si sigue con este tipo de corridas pasará pronto al pelotón.

Al final de otra corrida con frío y pasada por agua, aunque menos que otras veces, los tendidos, con paraguas y chubasqueros, estaban semivacíos. Feria mala (aunque hayan dado muchas orejas) pero si el tiempo no acompaña aún es peor. Si salieran toros todo se olvidaría, pero no... Por eso, durante la faena del sexto, sonó en la grada del 7 el famoso ¡FFFffffff...Pum...Petardo...!